México no llegó a las actuales cifras de homicidios, de violencia y de impunidad de un día para otro.
Fue un proceso de deterioro paulatino, en el cual la casi nula aplicación de la ley o su aplicación sesgada para afectar a algún grupo político o económico se convirtió en uno de los principales factores que alentaron el clima de inseguridad que se padece desde hace más de dos sexenios.

Municipios y regiones completas se vieron bajo el yugo de bandas delictivas que imponían su ley, sin que la autoridad moviera un dedo por temor, porque estaba comprada o porque había sido impuesta por el crimen. Era el reino de la ilegalidad.

En ese ambiente se produjeron escenarios de terror. En poblados de Michoacán, por ejemplo, las mujeres eran tomadas a la fuerza por grupos criminales, y sus padres, hermanos o esposos asesinados si se oponían. En Ciudad Juárez, las bandas llegaban y asesinaban a todos los presentes en un domicilio, aunque el objetivo fuera una persona en especial, el caso Salvárcar es el más emblemático.

¿Por qué podían los criminales actuar de esa manera? Porque sabían que la probabilidad de ser detenidos, juzgados y condenados era mínima.

Esa situación ha dejado una sociedad dolida a la que el gobierno que entrará en funciones el 1 de diciembre le pide que perdone, pero no olvide, con el fin de dar otro rumbo al país. Para ello se están realizando foros de pacificación, en los cuales ha habido protestas de los participantes, quienes se resisten a aceptar el llamado y claman: “Ni perdón ni olvido”.

¿Cómo perdonar? EL UNIVERSAL presenta hoy el caso de una madre que perdonó al asesino de su hija. Asesorados meses antes por psicólogos, víctima y victimario se vieron y platicaron. Se dio un proceso de reinserción y sanación. Ella pidió al joven estudiar y trabajar para que ya no haya más víctimas. Él reconoció que tiene que ayudar a reparar el México que un día dañó.

En ese caso las dos partes estuvieron en contacto.

¿Cómo podrán perdonar los familiares de los miles de desaparecidos si no saben quiénes son los responsables?

¿Cómo podrán perdonar los huérfanos o las viudas si los culpables no han sido capturados? ¿A quién van a perdonar?

El perdón podría hacerse presente en el momento que las instituciones de investigación y de justicia realicen su trabajo de manera eficiente para que no haya delitos impunes.

No se puede perdonar si no se garantiza, entre otras cosas, que la verdad saldrá a flote, que habrá reparación y no seguirán repitiéndose ese tipo casos. Porque de nada servirá perdonar si todo va a seguir igual.

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