En el pasado periodo de campañas electorales uno de los temas centrales para todos los partidos y candidatos fue el combate a la corrupción; se realizaron promesas en el sentido de que no se tolerarían actos de ese tipo y de que se tomarían acciones de prevención.

Aunque el candidato presidencial triunfador tomará posesión en menos de dos meses, el Congreso de la Unión cumplió un mes de actividades sin que el tema se abordara.

En el país, por un intenso impulso de grupos sociales, se puso en marcha la conformación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), el cual no ha podido operar de manera total por no estar integrado al 100 por ciento, debido a la falta de voluntad política. Ahora, la nueva conformación en las cámaras legislativas podría ayudar a destrabar el proceso.

Desde 2000, cuando por primera vez se dio una transición política en la Presidencia de la República, el combate al desvío de recursos públicos ha sido una encomienda no acabada. Hubo avances con la creación de la Auditoría Superior de la Federación, cuya tarea sólo vino a confirmar lo que se asomaba: desde las dependencias del gobierno federal se disponen miles de millones de pesos sin que exista un control preciso de su gasto ni indicadores que evalúen el cumplimiento de objetivos; es decir, escasa vigilancia al destino de los recursos.

Los hallazgos de un ineficiente uso del gasto público se dan a pesar de que se fiscaliza una mínima parte del gasto total gubernamental. ¿Qué se encontrará si se diera una vigilancia más amplia?

Este año el país esta viviendo una nueva transición. Un movimiento que enarboló la bandera de acabar con la corrupción gubernamental tiene el control del Legislativo y en breve del Ejecutivo. Las expectativas son demasiadas y desde ahora debería estarse vislumbrando la ruta que conducirá a un cambio en la manera de atacar ese lastre.

México requiere algo más concreto que creer que el ejemplo de honestidad del titular del Poder Ejecutivo permeará en el resto de la administración. El SNA es una opción que debe consolidarse.

En entrevista con este diario el titular del Inai, una de las instituciones que integran el SNA, considera que esta oportunidad es única: “Se debe aprovechar el momento refundacional de una nueva era republicana para relanzar los sistemas nacionales anticorrupción y de transparencia”.

En tiempos electorales hubo mucho discurso anticorrupción. Ahora se requiere pasar a la acción y hacer a un lado la indiferencia.

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