La transición política y el ambiente democrático que se vive en estos días, es el producto del avance jurídico y de la deliberación pública que se ha venido construyendo en México hace ya décadas. No se trata de un fenómeno de generación espontánea que tenga seis meses de antigüedad; tampoco es el resultado de una ecuación ajena a los intereses históricamente sociales de nuestro país. Los mexicanos, desde hace muchos años ya hemos ido construyendo las circunstancias específicas y adecuadas para que en un futuro pudiéramos gozar, de lo que ahora gozamos: una transición política completamente encomiable, pacífica y legítima.

¿Cuáles han sido las acciones que predominantemente auxiliaron a México para arribar a los resultados democráticos de los que hoy gozamos? Pues sin ánimos de ser exhaustivo, pienso que han sido cuatro los elementos que ha permitido que la democracia mexicana cobre el cuerpo que tiene ahora:

1. El primero de ellos fue robustecer el pluralismo. Terminar con intentar una supuesta hegemonía social y política, irreconciliable con un país tan plural como lo es México; se hizo necesario reconocer que en realidad somos una sociedad compuesta por una amplia diversidad de formas de vida y de pensamiento; esto generó que los grupos pertenecientes a diversos grupos sociales (religiosos, ideológicos, étnicos, entre otros) se integraran e interesaran en el discurso público. Esto creó las circunstancias necesarias para generar un ambiente propicio para la participación ciudadana en asuntos públicos. México es un país plural, empero, no siempre abrazó su pluralismo de la misma manera en que lo hace ahora.

2. Propiciar y robustecer la transparencia en todos los niveles de gobierno. Por supuesto, no era suficiente generar un ambiente incluyente desde el punto de vista político y jurídico, sino también era necesario alimentar la información que se tenía sobre el quehacer de las instituciones públicas. Los mecanismos que constitucionalmente garantizaban el derecho de acceso a la información se introdujeron a nuestro sistema jurídico desde el año de 1977, es decir, hace más de 40 años, el cual contó con un empujón legislativo en 1997. Sin embargo, el verdadero ejercicio de rendición de cuentas y acceso a la información pública no comenzó a funcionar como realmente debería sino hasta 2001. Desde entonces, el acceso a la información pública y el conocimiento social sobre la actuación del Estado han sido significativos para el avance democrático.

3. La generación de una apertura política paulatina y la dispersión del poder. También desde 1977, gracias a Reyes Heroles, se confeccionó una serie de cambios legislativos que comenzó a fomentar la participación de diversos partidos políticos. Posteriormente, en 1990, se crearon las instituciones electorales, a causa de un claro robustecimiento de la izquierda política en México, gracias a aquellas reformas del 77. Más tarde, con las reformas que surgieron desde 1996, se comenzó a emitir criterios que sirvieron para equilibrar la competencia política y la dispersión del poder político. De este modo, el pluralismo encontraba cabida en nichos que defendían distintas posturas ideológicas, todas con la misma capacidad de lograr una victoria en las urnas, supervisadas por instituciones jurídicamente robustas y socialmente legítimas.

4. Por último, la creciente judicialización de la política. El papel cada vez más relevante de los jueces, su facultad de controlar constitucionalmente las leyes, el control difuso de la constitucionalidad y, los alcances que la reforma al artículo 1º tuvieron sobre la actuación de los jueces, generó un panorama mucho más atractivo para que se vieran respetados, sí, pero fundamentalmente, ejercidos los derechos humanos. Esto trajo como consecuencia democrática directa el fortalecimiento de la diversidad, a través del ejercicio de distintos derechos como: de pensamiento, expresión, información y participación. También esto generó un control serio sobre la labor política con fundamentos en los sistemas jurídicos tanto doméstico como internacional.

Sin estos cuatro elementos, estoy convencido, que el resultado político que ahora tanto celebramos, no habría visto la luz. La democracia se construye con empeño y trabajo. Con el fortalecimiento de las leyes y las instituciones que las protegen y las administran. Sin esto, no hay democracia que exista, ni democracia que valga.

Magistrado

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses