Los grupos de animación del balompié nacional, llámense barras o porras, añoran tener una relación con la Federación Mexicana de Futbol, como la que había cuando el presidente era Alberto de la Torre (2000-2006).

“Lo que se perdió en cuanto llegaron Justino Compeán y Decio de María... A ellos nunca les interesó interactuar con las barras y por eso el tema de la violencia se les ha salido de las manos”, comenta Rodolfo González, líder de la “Perra Brava”.

“Nosotros nos formamos por la costumbre. Nos comenzamos a juntar hasta formar un grupo. Al principio era la porra brava, porque tuvimos que pelear por el lugar con las porras visitantes. La mayoría de los integrantes eran camioneros, muy broncudos, y después nació la ‘Perra Brava’, sin el apoyo del club [Toluca], de nadie, allá en 1989”, recuerda González.

Hoy, la porra —una de las pocas credencializadas en el futbol mexicano— se dedica, además de apoyar, a hacer labor social.

Todo eso, dicen, gracias a los congresos que se hacían bajo la gestión de De la Torre: “Nosotros lo comenzamos a organizar. Se enteró la Federación, don Alberto, y se realiza. Las porras nos conocemos, hacemos dinámicas encabezadas por el doctor [Octavio] Rivas [qepd] y creo que se erradica la violencia, se controló por un rato”.

De la Torre salió de la FMF y en su lugar quedó Compeán, quien llevó como secretario general a De María, hoy mandamás del balompié mexicano.

“Cuando llega Justino, cambia todo, porque abandonan el proyecto que tenía De la Torre. La credencialización, la convivencia, los protocolos, se echaron abajo. Y ahora, como los grupos de animación son generacionales, pues cambian los participantes y los jóvenes de ahora ya no tienen la educación de antes”, comenta González.

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