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El primer triunfo del nuevo centenario.

Los Diablos Rojos del Toluca festejaron sus primeros 100 años de existencia trepándose al primer lugar de la tabla, tras derrotar (1-0) a los Tiburones Rojos del Veracruz.

Triunfo que sabe a nostalgia, pues fue develada una estatua de su patriarca, don Nemesio Díez, por su hijo Valentín y los campeones del primer título conseguido por los rojos, allá en la década de los 60.

Fiesta, alegría, es lo que se vivió en el nuevo estadio Nemesio Díez, al que aún le faltan algunos detalles para firmar el término de la obra, pero todo eso puso nervioso a los Diablos, que sólo pudieron meterle un gol a unos Tiburones a los que se les vino la noche en pleno día, debido a las lesiones.

El futbol que practican los equipos de Carlos Reinoso tiene como premisa destruir lo que haga el rival y encomendarse al talento de Ángel Reyna; sí, el “Pleititos”, quien ha regresado por sus fueros.

Ángel desbordaba, practicaba paredes y metía centros peligrosos a donde estaban las dos puntas jarochas: Eduardo Herrera y Javier Orozco. Mas la suerte no venía con los Tiburones. En 10 minutos perdieron por lesiones al “Chuletita” y al colombiano Fredy Hinestroza.

Toluca aprovechó y Rubens Sambueza desbordó por izquierda para meterle un balón al colombiano Fernando Uribe, quien de cabeza anotó el único gol del partido.

Mas al meter esa anotación, el sudamericano se echó el santo de espaldas... Durante el juego, entre Pablo Barrientos, Sambueza y Antonio Naelson “Sinha”, lo dejaron cuatro veces mano a mano frente a Melitón y en todas ellas el portero veracruzano salió avante.

Para entonces, ya estaba dentro del campo el genio escarlarta con el 10 en la espalda. Juego especial para el brasileño naturalizado mexicano, ya que cumplió 600 duelos en México, contando los que realizó con Monterrey, Querétaro y, claro, con sus queridos Diablos Rojos.

A los 40 años de edad, la clase de “Sinha” está intacta. Cuenta con ojos en la nuca y también en los pies, que actúan como si fuera manos.

Nada más al ingresar le puso un “bombón” con la cabeza a Uribe, quien —como ya se relató— lo desperdició de forma increíble.

Pese a su veteranía, y a que cada juego en que actúa es una especie de homenaje para él, Naelson se vio participativo, siempre tratando de hacer algo más, siempre tratando de dejar huella.

Los últimos minutos del partido fueron de la tribuna, que comenzó a lanzar cánticos a su equipo, a sus rojos, a sus Choriceros, a sus Diablos. Mas no por el festejo se dejaba de jugar. La falta de contundencia de los locales hizo que Veracruz —hasta el final— buscara la posibilidad de igualar, siempre con base en mucho músculo y poco talento, ya que Reyna a veces no puede solo.

El juego terminó y el primer triunfo de los segundos 100 años de Toluca llegó, triunfo que los deja en la parte más alta de la tabla de competencia y que corona en buena estampa una fiesta que apenas comienza, la cual tiene como objetivo ganar el título en el torneo del festejo, la undécima estrella.

No como “otros”...

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