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En este Torneo de Clausura 2017, los clubes sacaron el hacha de manera temprana.

Las dos primeras cabezas de directores técnicos ya rodaron en el actual certamen: Ricardo Valiño y Víctor Manuel Vucetich dejaron de ser entrenadores de Puebla y Querétaro, respectivamente, apenas en la jornada cuatro del torneo.

En lugar de Valiño, que empató un juego y perdió tres, llega José Saturnino Cardozo, de origen paraguayo pero viejo conocido en el futbol nacional, quien estará a cargo de su tercer equipo en México.

Por Víctor Manuel Vucetich, quien empató dos partidos y perdió dos, Jaime Lozano asumirá de forma interina, en lo que será su debut como encargado principal del primer equipo.

La situación con el llamado “Rey Midas” es extraña, ya que a su mando los queretanos llegaron a la primera final en su historia; jugaron una semifinal de la Liga de Campeones de la Concacaf y, lo más importante, ganaron su primer título como equipo de Primera División al levantar la Copa MX, venciendo a las Chivas en la final para ofrecer a sus seguidores un motivo de festejo.

Ambos conjuntos ocupan los dos últimos lugares de la competencia: Gallos Blancos es el 17 y los de La Franja están en el casillero 18.

Estos despidos evidencian más que nunca que el torneo de cierre hace que los directivos tengan poco o nada de paciencia con sus técnicos, por eso de la presión que hay por lo cercano del descenso.

En el Torneo de Apertura 2016, la paciencia duró apenas una jornadas más. Fue hasta la jornada 5 cuando se comenzaron a hacer cambios, cuando rodó la primera cabeza; en esa ocasión el argentino Luis Zubeldía fue despedido del Santos Laguna para darle paso a José Manuel “Chepo” de la Torre.

En total, el torneo anterior vio a seis técnicos perder su trabajo: Zubeldía con los Guerreros; Luis Fernando Tena con León; Ignacio Ambriz con América; Pablo Marini con Veracruz; Tomás Boy con Cruz Azul y Enrique Meza con Morelia.

“Como lo dijo alguna vez don Ignacio Trelles, los técnicos tenemos las maletas hechas siempre”, dijo Ricardo La Volpe apenas en la jornada tres, cuando las Águilas perdieron dos juegos de forma consecutiva. “Los equipos son los que deciden, nosotros [como técnicos] hacemos nuestro trabajo, vamos día a día, no pensamos en que vamos a perder el trabajo en una semana”.

Pero los cambios no siempre reflejan mejoría en el equipo.

De los seis equipos que cambiaron técnico, sólo dos lograron tener un repunte y clasificar a las finales del torneo.

Torrente, con León, llegó a semifinales, en tanto que La Volpe disputó la final en contra de los Tigres, la cual perdió en tanda de penaltis.

“Se tienen que conjuntar muchas cosas para que un cambio de técnico funcione. Esto no quiere decir que el equipo haya estado muy mal, o el técnico tenga total culpa, sino que los tiempos no encajan, hay lesiones, bajas de juego, en fin”, asegura Rubén Omar Romano.

El hacha no se ha guardado aún. En la jornada cinco también podrían caer más cabezas, especialmente por lo que sucede en La Noria con el español Francisco Jémez, quien no ha podido lograr que Cruz Azul, más allá del nivel de juego, consiga los resultados deseados.

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