Berlín.— Recoger esa brillante copa de enormes orejas era lo de menos. El clásico instantáneo, sobre el celeste tartán del estadio Olímpico, fue obsequiado por Lionel Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, quienes se fundieron en un emotivo abrazo.

Fue la última vez que la tercia de genios de bolsillo blaugrana estuvo junta. El desenlace no pudo ser mejor.

El Barcelona entró en la historia al levantar su quinta Champions League, tras derrotar a la Juventus (3-1) y ser el primer club que conquista, por segunda vez, los tres grandes títulos. Ya había ganado la Liga y Copa del Rey.

Digno adiós para Xavi, quien se va del club con su título número 25. Buena parte ganada debido al talento de esas otras dos leyendas tan menuditas como hábiles e inteligentes.

Lo hizo en una sufrida final que parecía controlada. Se le complicó en la segunda mitad, pero la resolvió gracias a su tridente atacante, formado por la ‘Pulga’, Neymar y Luis Suárez, quienes acabaron la temporada con 122 goles.

El acoso inicial de la ‘Vecchia Signora’ duró lo que Messi tardó en agarrar su primer balón y ejecutar un cambio de juego milimétrico sobre la llegada de Jordi Alba, quien controló en carrera, combinó con Neymar y éste con Iniesta, para que el manchego regalara el gol a Ivan Rakitic, quien remató sobre la salida de Gianluigi Buffon.

A los cuatro minutos, el Barça ya mandaba en el marcador. Y empezó a hacerlo también en el partido con una autoridad insultante. Neymar pudo hacer el segundo poco después, pero su disparo salió rozando la escuadra. Y un centro del brasileño pegó en la mano de Stephan Lichtsteiner, pero el árbitro turco Cüneyt Çakir decidió que era involuntaria y no señaló penalti.

Si la Juventus se acercaba con cierto peligro a la portería defendida por el alemán Marc-André ter Stegen era más por errores del rival que a causa de méritos propios. Y, en cuanto el club español recuperó el ritmo, volvió a aplicarse en la presión y robó arriba. El peligro culé volvió.

El Barcelona estaba perdonando y Messi decidió pasar a la acción. Una doble pared de la ‘Pulga’ con ‘Ney’ y Suárez acabó con un tiro del argentino que se marchó fuera por poco.

Pero la ‘Juve’ empataría en la siguiente jugada. Carlos Tévez, desactivado durante la primera mitad por un enorme Gerard Piqué, cazó un balón servido por Lichtsteiner para fusilar a Ter Stegen, quien rechazó el esférico hacia donde estaba Álvaro Morata. El exmadridista no falló a su ADN y empujó el esférico hacia la red.

Quedaban 35 minutos por disputarse y sorprendentemente había vuelto la igualdad en el marcador. El Barça acusó el mazazo anímico y se partió en dos, ante la exuberancia física de su rival, que a esas alturas del choque se había adueñado de la trinchera.

Tévez y Paul Pogba lo probaron de lejos. La Juventus ya se atrevía con todo. La magia de Iniesta salió entonces al rescate. Y de nuevo Messi, siempre él. Agarró un balón en el centro del terreno de juego para ejecutar al conjunto turinés al contragolpe. Un especialista del ‘catenaccio’ moriría con una importante dosis de su método.

La ‘Pulga’ hizo otra de esas jugadas que son ‘copyright’ suyo: dos quiebres y tres adversarios sobre el césped. La culminó con un disparo cruzado que despejó Buffon. Esta vez, Suárez no tuvo piedad del portero italiano en el rechace e hizo subir el 2-1 (68’).

Segundos antes, Çakir no señaló como penalti un jaloneo entre Daniel Alves y Pogba. Jugada catártica.

A partir del gol anulado a Neymar (también con muchas dudas), el Barcelona sufrió, porque le empezó a quemar el balón. Los disparos de Claudio Marchisio y Tévez encontraron respuesta en un seguro Ter Stegen y Neymar, siete minutos después de que se cumpliera el tiempo añadido, sentenciaba la final de nuevo en una contra. Todo terminó, incluida esa tercia de genios de bolsillo blaugrana que ya son leyenda. Redacción y agencias

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