Rancagua.— La promesa de Miguel Herrera en el Verano fue: “Voy a llegar a la final de la Copa América y ganar la Copa de Oro”.

La mitad ya no se cumplió, se convirtió en un fracaso.

La Selección Mexicana quedó tronada, eliminada apenas en la fase de grupos de la Copa América 2015 al caer 2-1 con Ecuador en un partido de pesadilla, donde el conjunto tricolor simplemente no existió, al volverse burdo, sucio y vulgar.

Miller Bolaños y Enner Valencia fueron los verdugos del Tri, o mejor dicho aprovecharon los regalos del equipo mexicano, que entró desconcentrado, muerto en vida y que en ningún momento tuvo capacidad de reacción, ni futbolística ni de espíritu. El gol de Raúl Jiménez de penalti, sólo fue consecuencia de lo poco superior que fue el rival, que mereció ganar sólo porque se lo concedió esta Selección Mexicana que hoy más que nunca se ganó el estatus de “B”.

Lo que comenzó mal, terminó mal. Después del juego amistoso contra Guatemala en Chiapas, donde se ganó (3-0) pero no se convenció, la gira previa inclinó aún más el futuro. El empate ante Perú, en Lima (1-1) fue engañoso y la derrota ante un Brasil “de segunda” (2-0) puso las cosas en su lugar, que se acomodaron aún más en el torneo chileno.

No se le pudo ganar a Bolivia evidenciando falta de contundencia. Se sacó el empate ante Chile, jugando sólo un buen primer tiempo y ante Ecuador no hubo equipo, no hubo técnico.

Y todo quedó mal.

Culpables hay en todos lados:

Los federativos al no poder presionar para cuadrar las fechas, para no tener los torneos tan encimados. El técnico que nunca encontró un cuadro ideal, que aceptó que se rompiera su estilo y que desvió la atención responsabilizando a los árbitros de las derrotas. Y al final los jugadores quienes no entendieron el torneo que pisaban, que no comprendieron que la historia mexicana en Sudamérica es de prosapia, que por segundo torneo consecutivo quedó en el suelo, ya que en el torneo pasado en Argentina 2011, se quedó en el último sitio que ahora se puede repetir. Jamaica, el otro representante de la Concacaf, también aspira a quedar en el sótano.

Desde el inicio del juego la cara del equipo mexicano fue otra a la que se mostró contra Chile. Chuy Corona salvó las primera llegadas de Ecuador, pero no pudo contener tantos errores.

Ambos goles nacieron de fallas en la salida mexicana. El primero de Ayala, después de Medina.

Lo peor es que no hubo reacción. Herrera amontonó delanteros en busca de un milagro. El gol de penalti de Jiménez no ocultó la realidad: fue un fracaso. Ahora a ganar la Copa de Oro para evitar un verano negro para las Selecciones Nacionales. Redacción

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