Formar un medallista olímpico no es cosa sencilla, analiza el medallista de bronce en Tokio 1964, Juan Fabila.

“Para empezar se necesitan entrenadores capacitados, que presenten exámenes para demostrar sus conocimientos y que tomen cursos para actualizarse. Yo estudié después de retirarme y por eso nadie pudo humillarme”.

A los nuevos talentos del pugilismo hay que exigirles, añade el capitalino.

“Hay que partirse el alma, como decía mi padre. Para conseguirlo necesitan respaldarlos en todo lo que necesiten, como sus viajes para adquirir el fogueo. Si todos los elementos necesarios no se juntan, entonces los resultados no van a llegar”.

Fabila aplica sus conocimientos en su gimnasio, en compañía de su hija.

“Ella no fue boxeadora, pero estudió mucho todo lo relacionado con el deporte. Creo que hacemos una buena dupla y ojalá algún día pueda formar a un campeón”.

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