Siempre lo tuvo claro. En 1957, un joven Ralph Lauren escribió en el libro anual de la escuela que una de sus metas en la vida era ser millonario. La precaria situación de su familia –sus padres eran judíos inmigrantes– motivó su sueño de pertenecer algún día a la clase alta. Las películas de la época, donde protagonistas como Cary Grant y Gary Cooper lograban sus objetivos se convirtieron no solo en una ventana de escape para él, sino también en una inspiración.


Durante sus días de academia, el diseñador nacido en el Bronx decidió cambiar su apellido: en vez de Lifshitz adoptó Lauren, debido en parte por el hostigamiento que sufría. Tiempo después comenzó a trabajar como vendedor para la firma Brooks Brothers hasta que en 1967 estableció la marca Polo Ralph Lauren, cuya primera colección de corbatas fue un éxito.


Tanto el nombre como el logotipo de la firma surgieron a partir del primer partido de polo que presenció, y del cual quedó cautivado gracias a la elegancia que caracteriza a este deporte. La expansión del sello estuvo marcada por la creciente oferta de diseños masculinos, el lanzamiento de la legendaria playera polo con logotipo en 1972 y la apertura de su primera boutique en Beverly Hills.


Dos años después fue el encargado de diseñar el vestuario del filme The Great Gatsby, colaboración que ayudó a consolidar la marca como un emblema del estilo norteamericano. A principios de los años ochenta se convirtió en el primer creador estadounidense en abrir una tienda en el continente europeo, en Londres.


 “Ralph Lauren mantiene la mejor idea de Estados Unidos posible. Más que una marca, vende un estilo de vida. No cambia cada seis meses porque no es su espíritu”, ha declarado Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, sobre el diseñador, cuyo emporio de moda comprende actualmente líneas de ropa, accesorios, perfumes, decoración, complementos para mascotas e incluso restaurantes.

Bajo el reflector


Ralph Lauren no solo cumplió el sueño de pertenecer a la clase alta estadounidense, sino también ha conseguido vestirla durante varias décadas. Además de ser el preferido de mujeres de sociedad, es consentido de celebridades como Cate Blanchett y Lupita Nyong’o, quienes no dudan lucir sus creaciones sobre la alfombra roja, además de personalidades como Michelle Obama y la futura primera dama de Estados Unidos, Melania Trump.


La ex modelo eslovena lució atuendos firmados por Lauren en actos de campaña de su esposo, Donald Trump, así como durante la noche de la elección, cuando eligió un jumpsuit de seda blanca con top asimétrico de un solo hombro con un costo aproximado de cuatro mil dólares.


El entendimiento de la silueta femenina, la sofisticación de sus prendas y, sobre todo, el estilo de vida que atesoran sus creaciones colocan a Ralph Lauren al frente de la lista de nombres que probablemente Melania Trump vestirá, así como en el diseñador que no se le debe perder la pista durante este año.

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