En materia de moda, los años 60 son recordados por el éxito de las minifaldas. Uno de sus inventores, André Courrèges, murió el pasado 7 de enero, meses después de que su marca volviera a figurar dentro del calendario de la Semana de la Moda de París. Artífice —junto con Paco Rabanne y Pierre Cardin— del look futurista, Courrèges se convirtió en una figura importante en la cultura pop francesa y occidental durante la época, y tanto sus siluetas como sus materiales han inspirado a diseñadores contemporáneos como Marc Jacobs y Nicolas Ghesquière.

Nacido en Pau, una población francesa cercana a la frontera con España, Courrèges entró a la universidad para estudiar ingeniería y complacer a su padre, pero a los 28 años abandonó su profesión y entró al atelier de Cristóbal Balenciaga, en París.

“Durante mis primeros cinco años, aprendí algo nuevo cada día. Los siguientes cinco años fueron una pérdida de tiempo”, comentó alguna vez. En 1961 abrió su propia firma de moda, en la que evolucionó de los trajes a la rodilla a vestidos con círculos recortados, trajes de pantalón en blanco y negro o conjuntos en materiales futuristas como metacrilato, mismos que lucieron en su momento Audrey Hepburn, Catherine Deneuve, Romy Schneider y Twiggy.

Minis en guerra 

Durante toda su vida, Courrèges afirmó que fue él, y no la inglesa Mary Quant, quien inventó la minifalda. Este debate lleva cinco décadas en pie, porque ambos comenzaron a acortarlas entre 1962 y 1964. Sin embargo, sus enfoques fueron diametralmente opuestos: mientras Quant moderó sus precios para que la juventud londinense las pudiera adquirir, Courrèges se enfocó en una clientela selecta.

Luego de vender su compañía a L'Oréal en 1968, el nombre del diseñador quedaría más asociado a sus licencias que a la Alta Costura. Honda, Evian y Estée Lauder fueron algunas de las marcas que, con el paso de los años tendrían el toque del diseñador en varios de sus productos. Sus piezas vintage, por el contrario, se transformaron en objetos del deseo y actualmente un original puede costar hasta tres mil dólares en sitios especializados.

Estas prendas han probado ser una fuente constante de inspiración para diseñadores jóvenes, en especial cuando se hace un revival de los 60 en la moda. Marc Jacobs, por ejemplo, ha recurrido a las siluetas del creativo para sus colecciones Otoño/Invierno 2003 y 2014 mientras que Lisa Perry se ha basado en sus piezas para su línea homónima. “El ver su tienda en París me motivó a diseñar y estoy segura de que soy la principal coleccionista de sus prendas dentro del mundo de la moda”, declaró la diseñadora a la revista W.

Su división de prêt-à-porter regresó a la notoriedad a finales de septiembre, luego de que fuera comprada por los exejecutivos publicitarios Jacques Bungert y Frédéric Torloting, quienes contrataron a Sébastien Meyer y Arnaud Vaillant pare recuperar el legado del creador. El resultado fue una línea de piezas fáciles de combinar y con un ligero aire retro.

Courrèges no estuvo al pendiente de ese regreso, pues batallaba contra el Parkinson, mismo que eventualmente le costaría la vida. Sin embargo, su obra estará asociada a los 60 de manera permanente. 

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