Eslovenia ha comenzado hoy a trasladar a su lugar de entierro definitivo los restos mortales de las víctimas de una matanza de supuestos colaboradores con el y sus familiares cometida a finales de 1945 por las unidades antifascistas del líder comunista yugoslavo, Josip Broz Tito.

"Nos esperan todavía muchos diálogos, confianza y fe en ese esfuerzo común, para que un día podamos decir que todos nuestros muertos están enterrados y descansan en paz", declaró el presidente esloveno, Borut Pahor, en la ceremonia que dio comienzo a la operación de traslado de los restos de 800 de las cerca de 3 mil víctimas hallados en 2009 en una mina abandonada.

Tras el fin de la, miles de soldados eslovenos y croatas que supuestamente combatieron en unidades que colaboraban con los nazis, así como miembros de sus familias y alemanes, fueron desnudados, asesinados a golpes y cubiertos de cal en la mina Huda Jama (Cueva Mala), cuya salida se tapó luego con hormigón.

Sus restos serán enterrados el 27 de octubre en el Parque memorial de Dobrava cerca de Maribor, a unos 50 kilómetros al norte de Lasko, la ciudad más cercana a Huda Jama.

Debido a la gran cantidad de víctimas y a la falta de oxígeno, muchos de los cadáveres no se han descompuesto por completo, sino que quedaron momificados.

El obispo de Celje, Stanislav Lipovsek, destacó en su homilía hoy que la reconciliación nacional será posible recién cuando se admita la verdad de lo ocurrido.

Se espera que la operación de la excavación, traslado y entierro de la totalidad de los cuerpos hallados en esta fosa común, una de las cerca de 600 con víctimas de la II Guerra Mundial descubiertas en Eslovenia, esté completada a fines de 2017.

nrv

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