Pese a que se suele pensar que con las traducciones se "pierde" parte del texto original, Yépez considera que se aprende de "un autor a través de las traducciones que se hacen".

En este caso, con una traducción literaria de Pedro Páramo al náhuatl "tenemos un nuevo material para seguir entendiendo cuál es la relación de Rulfo con el habla indígena, campesina, mestiza".

Y es que cuando se compara el texto original con el náhuatl se ven coincidencias en la forma de expresarse y de hacer poesía, como ocurre con la reiteración de las frases y las palabras o con la relación que se traza entre ciertos animales o plantas con lo humano.

Es una "obviedad" señalar la influencia que tuvo en Rulfo el habla popular; sin embargo, hacer planteamientos sobre la influencia indígena que recibió todavía sigue siendo algo "incómodo" y no se ha explorado lo suficiente, por lo que esta traducción "reaviva" esta cuestión, valora el escritor.

Para Yépez, este volumen genera una "nueva poesía": "Es muy bello leer a Rulfo así, para mí incluso es conmovedor, emocionante, este encuentro de mundos, porque el náhuatl es una lengua especialmente poética".

De la Cruz, quien fue el responsable de proponer la traducción a la Fundación Juan Rulfo, lamenta que, "quizá por falta de sensibilidad", no se está trabajando en hacer las versiones al náhuatl de textos literarios.

Y es que, opina, "muchas personas tristemente han desprestigiado o no quieren conocer nada de la literatura en lenguas indígenas", pese a que el náhuatl, por ejemplo, cuenta con más de millón y medio de hablantes.

Las editoriales deberían "apostarle" a la traducción a lenguas indígenas, ya que "al final de cuentas, México es un país multilingüe, multiétnico", reflexiona.

sc

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