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Guillermo Sheridan se ha adentrado en los varios hombres que hay en Octavio Paz, los ha descifrado y ha construido la más ambiciosa biografía intelectual del Premio Nobel de Literatura 1990. El estudioso de la poesía mexicana moderna e investigador de la UNAM, asegura que Paz es una enorme cantidad de escritores y una enorme cantidad de hombres metidos en uno solo.

Esa certeza consta en los tres volúmenes que hasta ahora ha publicado el colaborador de EL UNIVERSAL y que concluirá en dos años cuando presente el cuarto y último tomo en el que jugará un papel central en la vida del poeta, Marie Jo Paz. Ahora, a propósito de la aparición del tercer título: Los idilios salvajes. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz. 3 (Era/ Secretaría de Cultura), Sheridan habla del poeta joven de una vocación determinante, del Paz romántico y amoroso, de la atribulada historia de amor con Elena Garro, de sus pasiones por Bona Tibertelli de Pisis, de sus primeros pasos en el servicio diplomáticos, de su interés por la política y de sus influencias literarias.

¿Octavio Paz asume que su poesía lo muestra en todos sus aspectos?

Octavio Paz es una enorme cantidad de escritores y una enorme cantidad de hombres metidos en uno solo. Hay que tener en cuenta que hay un Paz antropólogo, un Paz sociólogo, un Paz teórico de la sexualidad, un Paz teórico del erotismo, un Paz que discutía en la tribuna cotidiana los asuntos de política más candentes, el Paz que se podía perder en especulaciones sobre la lingüística, la física nuclear o los medios de comunicación. El hombre es realmente una máquina de pensar enormemente grande e hizo aportaciones relevantes en todos estos campos.

Sí, la poesía es la forma última y final de esta experiencia, él mismo lo dijo siempre: “mi verdadera vida es mi poesía”. En ese sentido este libro es casi la biografía no tanto de él sino de algunos poemas, de algunos periodos poéticos, y a la luz de esos poemas se revela lo que sucedía en la existencia de este hombre porque desde luego están articulados y dialogan uno con el otro. Paz es un hombre que dice: “escribo poesía para hablar contigo y para hablar conmigo” Es esencialmente un diálogo consigo mismo al que convoca a un “contigo” que no son necesariamente las mujeres a las que amó, también sus amigos y como romántico surrealista que era, el “contigo” es toda la gente. “Los otros todos que nosotros somos”, dice en algún verso.

¿Su poesía trastoca al ensayista, al crítico, al intelectual?

Desde luego el trabajo crítico dialoga mucho con la poesía, sobre todo en lo referente al tema del amor, no sólo en La llama doble, este libro singular en lengua española, quizá sea el único libro, el único arte de amar escrito en lengua española moderna en el siglo XX... No es una poesía calculada en frío desde fuera, es una forma de respiración que abarca el intelecto, que abarca la pasión que está dominada a veces por el miedo, por la sorpresa, por la revelación sagrada, por una experiencia de naturaleza religiosa muy profunda y que se desparrama a veces también en la crítica y en el pensamiento.

¿Paz se sabía poeta desde niño?

Es muy conmovedor leer las primeras partes no sólo de su historia de amor con Elena Garro, sino de su decisión casi infantil de ser poeta. Cuando comete este acto graciosísimo de escribir una carta a una desconocida, sellarlo con el lacre del abuelo y después salir y buscar la casa en donde quizás estaba esta desconocida. Sabemos que la desconocida es el nombre de la mujer que en nuestra imaginación y organización emocional básica le damos a alguien que habrá de venir, alguien que se manifestará, que se aparecerá a veces por azar, a veces por destino y que se convertirá en el centro de atracción alrededor del cual habremos de revolucionar.

¿Su reto es delinear a un Octavio Paz de carne y hueso?

Estos libros que yo he hecho ahora aspirarían a que un lector, alguno o quizá tres pero todos hipócritas como pedían Baudelaire, puedan ver cómo los poemas y los ensayos dialogan, cómo los ensayos dialogan con los poemas y los ensayos de otros, como todos irradian del principio del amor como gran organizador del mundo y del universo. Y eso es a lo que aspiran los libros.

¿Sus libros nos permitirán ver a un Paz distinto?

Eso no lo sé, ni creo que sea necesario que haya los muchos libros que escribimos los muchos estudiosos para que los poemas tengan su propio fulgor y su propia pertinencia. Quizás puedan acompañar a curiosos o personas interesadas en la poesía de querer ir un poco más allá. Quizá sirva para balancear un poco este saldo empeñosamente negativo en el que mucha gente en México encapsula la obra de Paz bajo un par de etiquetas tontas. Es una pena, pero eso no es algo que se pueda desmontar.

¿Ya hay más entendimiento entre los mexicanos y Octavio Paz?

No hace ni seis semanas en una revista cultural electrónica que quiere ser seria se hacía una caricatura a Paz como alguien que era misógino y que maltrataba a la mujer, es una cosa increíble.. imagínate tú tratar de misógino al hombre que cuando recién se fundó la revista Plural, en 1971invitó a Elena Poniatowska a escribir sobre el aborto, el hombre que dijo que el hecho cultural más importante del siglo XX no era ni el proyecto comunista, ni el descubrimiento de la física nuclear, que el hecho más importante del siglo XX era la liberación de la mujer. Y ahora resulta que es un misógino y un enemigo, es increíble que esas cosas ocurran. Qué se puede hacer? Él mismo lo dijo en alguna ocasión, en alguna carta en la que decía: “después de todo lo que luchado y combatido por la libertad me tachan de reaccionario y enemigo del pueblo”. Acto seguido dice: “Todo es inútil”. Quizá en un siglo, en dos siglos o algo así, alguien se de cuenta que no era así y entonces dejé de ser inútil.

¿El problema es ser Octavio Paz?

Paz escribió decenas de libros. Si todos esos libros los hubiera firmado alguien con un nombre y una cara diferente todos esos libros serían importantes y estarían activos en México. Si La llama doble la hubiera escrito Benjamín Gómez Pérez sería un libro importantísimo y todo México lo leería, o Conjunciones y disyunciones; si los ensayos sobre hongos alucinógenos y psicotrópicos los hubiera firmado un cuate que se llamara Jim Morrison, venderían 100 mil ejemplares al mes, pero como los firmó Octavio Paz son malos y son reaccionarios y a la basura.

Es una pena. Todo es inútil.

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