En la recta final de actividades del Festival Letras en Tepic (FTL), el alcalde Leopoldo Domínguez, dijo que espera que el festival continúe, y plantea dos vías para ello: “una es acudir al congreso para que obligue al ayuntamiento a mantener este festival. El otro camino, es que los ciudadanos lo demanden para que esto no desaparezca”.

Además, indicó que fueron cerca de 10 mil visitantes y que se habían vendido un aproximado de cinco mil libros. “Los más vendidos fueron La escondida de Pello Guerra, Tiempo transcurrido de Juan Villoro, La amada inmóvil de Amado Nervo, y Temporada de zopilotes de Paco Ignacio Taibo II.

Paco Taibo II, en la mesa compartida con Élmer Mendoza y Juan José Rodríguez dijo que el género negro se nutre de la realidad, de los hechos de vida cotidiana. Invitó a acostumbrarnos al horror que se vive día a día, porque “si nos acostumbramos al horror, se desvanece y se vuelve moralmente impoluto”, aseguró.

En su turno, Élmer Mendoza, expuso sobre la importancia que tiene la ciudad como escenario donde los personajes se desenvuelven y uno de ellos, es la víctima, él se interesa en dar cuenta del universo de la víctima, en qué circunstancias vivía, con quién y cómo.

Acerca del entorno en que se desarrolla una novela, Paco Ignacio Taibo II afirmó que “no está mal construir una literatura repleta de juegos, engaños, trucos, trampas, imaginación”, dijo.

Otra de las mesas que formaron parte del penúltimo día de actividades fue “Los libros que me han cambiado”, en la que Élmer Mendoza y Evelio Rosero, entre otros, compartieron los libros que habían leído. Rosero comentó que antes de iniciarse en la creación literaria comenzó en la lectura.

El escritor colombiano recordó a Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, texto, que dijo, lo avasalló. Con gran añoranza, también recordó El quinto hijo, de Doris Lessing, con el que tuvo contacto cuando tenía 10 años. Por su parte Mendoza hizo un viaje el tiempo para acordarse de textos como Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, y Noticias del imperio de Fernando del Paso, lecturas que lo convirtieron en un ser sensible, pues en Culiacán, su tierra, “no hay bibliotecas, alguien que leía una novela era extrañísimo, lo más que se leía eran cómics”.

Paco Ignacio Taibo II y Élmer Mendoza coincidieron en que un Festival necesita tiempo para consolidarse y requiere ir más allá de la estructura administrativa.

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