Al ingresar a El Colegio Nacional, el escritor Vicente Quirarte celebró la vida y ante todo la juventud. La de él y la de escritores que son sus maestros y de los que ha abrevado; recordó a José Emilio Pacheco y Rubén Bonifaz Nuño, a quienes dedicará muchas de sus tareas como miembro de esta institución.

“Rubén y José Emilio honran al Colegio y honran al país que los vio nacer. Solicito la venia de El Colegio Nacional para desarrollar cursos que analicen los trabajos y los días de ambos autores. Igualmente para dedicar otra parte de mis tareas a nuestra renaciente Ciudad de México”, señaló esta noche durante su discurso de ingreso a esta noble institución.

De entrada dijo que “la más elemental y renovada forma de celebrar los favores del mundo o la integridad humana puede contenerse en una sola palabra, espontánea, plural y obligatoria: Gracias. Expreso mi gratitud a El Colegio Nacional por considerar que mis capacidades puedan contribuir a los trabajos desarrollados por esta noble institución cuyo adjetivo lo confirma parte sustantiva de México”.

Ante más de 200 invitados, varios de ellos familiares, amigos y colegas, como Juan Villoro, Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes; Cristina Pacheco y Laura Emilia Pachecho, viuda e hija de José Emilio Pacheco; de Jorge Esquinca, Hernán Bravo Varela, Antonio Lazcano, Felipe de Jesús Hernández y Luis Fernando Lara, el escritor, poeta e investigador nacido en la Ciudad de México, en 1954, se refirió al joven que fue y que lo mantiene vital:

“Lealtad y gratitud particulares a ese joven talabartero que trabajaba hasta las altas horas, mal nutrido pero alimentado por una luz más invencible que su hambre. Obligación de quienes a la palabra nos debemos es ofrecer visiones panorámicas, desbrozar el camino y hacer más vasto el horizonte”, señaló casi al final de su discurso dedicado a la juventud.

Quirarte evocó a sus maestros, a José Emilio Pacheco y Rubén Bonifaz Nuño; los invocó para decir que hay que “escribir los días por delante. Si logramos hacerlo, se habrá cubierto la mitad del camino.”; celebró a seres con gran energía como Miguel León-Portilla, Fernando del Paso, Juan Gelman, Marco Antonio Campos y Cristina Pacheco; a poetas más jóvenes, pero también a poetas canónicos como Octavio Paz, a quien conoció y no se cansaba de escuchar durante su último año de preparatoria.

Luego el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien respondió a su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, le dijo: “Hoy, traspasas los muros de este recinto, ingresas por sobrados meritos para llegar a la conciencia de los hombres”.

jram

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