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A la orilla del viento ha cambiado la historia de la literatura para niños y jóvenes en México. Incluso esa colección del Fondo de Cultura Económica fue la que en 1991 empezó a contar la historia de las letras destinadas al público más joven, a los primeros lectores. Su marca está en los 224 títulos publicados en 25 años, pero su impronta también está en una legión de lectores, escritores, ilustradores, editores y promotores de la lectura que habitan nuestro país.

Hasta hoy, la colección, que este año conmemora cinco lustros de labor, prepara un amplio programa de actividades que han comenzado a realizarse en algunas ciudades del país, pero que tendrán su culminación en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, el próximo noviembre, en el lugar donde nació hace 25 años.

Para Francisco Hinojosa “El Fondo de Cultura Económica abrió con A la orilla del viento una puerta a las nuevas generaciones de lectores, editores, ilustradores, narradores orales, diseñadores, mediadores de lectura y vendedores de literatura infantil y juvenil”.

Justo él es el autor del libro más exitoso que tiene A la orilla del viento desde 1992, una obra que ha vendido 254 mil 749 ejemplares, tiene 22 reimpresiones; y en 2010 tuvo una versión en pasta dura que ha tenido cuatro reimpresiones, tiene ventas acumuladas por 31 mil 547 ejemplares y se ha traducido al italiano y al portugués. Se trata de La peor señora del mundo, ilustrada por Rafael Barajas “El Fisgón”, y es el best seller de esta emblemática colección de literatura para niños.

La segunda obra más exitosa es El libro salvaje, de Juan Villoro, con ilustraciones de Gabriel Martínez Meave, que desde que fue editado en 2008 tiene ventas acumuladas por 77 mil 781 ejemplares, 11 reimpresiones, una edición en pasta dura, una edición electrónica; y se ha traducido al italiano, alemán, francés y portugués.

Alicia Molina es otra de las autoras más queridas de A la orilla del viento, ella asegura que esta colección creada por Daniel Goldin contribuyó a modificar el panorama lector de los niños mexicanos. “Es una constelación de textos con gran calidad literaria, con ilustraciones bellísimas y con un fino trabajo de edición e impresión. Pero no se quedó allí, Daniel inició un importante trabajo de promoción de la lectura, de formación de maestros y mediadores y difusión de la cultura escrita”, dice la narradora para niños.

Otra autora emblemática es Mónica Brozon, quien afirma que “A la orilla del viento del Fondo de Cultura Económica es la primera colección de libros infantiles y juveniles que hubo en México y, al día de hoy, es inigualable en cuanto a la variedad y calidad de sus textos. Como autores nos ofrece la garantía de una edición con cada detalle cuidado, además le de garantía de distribución y presencia en sus librerías en toda Latinoamérica. Definitivamente es un gusto y un orgullo ser parte de la colección A la orilla del viento”.

Socorro Venegas, subgerente de Obras para Niños y Jóvenes del Fondo, dice que al inicio sólo eran traducciones, lo que fue un gran ejercicio de diversidad cultural de autores ingleses, canadienses, iraníes, alemanes, franceses. “Se armó una colección riquísima, el reto es mantener ese buen equilibrio; seguir siendo la editorial que detecte a los mejores autores de otras latitudes que damos a conocer en español, pero también que seamos la editorial que publique a los autores mexicanos, hemos ido equilibrando el catálogo”.

Formando lectores. El primer libro del catálogo de A la orilla del viento fue El pozo de los ratones y otros cuentos al calor del fogón, de Pascuala Corona, publicado en noviembre de 1991. Para celebrarlo están trabajando en un libro-álbum, ilustrado por David Álvarez, que será traducido al náhuatl para tener una edición bilingüe náhuatl-español. “Con eso vamos a celebrar la colección desde el punto de vista de las ediciones”, dice Venegas, pero van más allá, desde finales del año pasado, todos los libro tienen el lema “25 años A la orilla del viento”, además han preparado varios actos conmemorativos, entre presentaciones, talleres, concursos y varias mesas de discusión.

La apuesta sigue siendo conformar un catálogo sólido, con libros de calidad literaria, respeto por los lectores, libros sin ningún afán didáctico, pensados para niños pero abiertos a todos los lectores. Venegas reconoce que la tradición de esta colección es la misma con la que arrancó hace 25 años: “Trabajar con muchísimo respeto a los niños, de presentarles una historia sin interpretarla en términos didácticos, sino dejarles a ellos y a su gran capacidad de imaginación una historia para que la procesen como quieran”.

Este catálogo que celebrará su fiesta durante todo el año tiene a autores importantes, como Juan Villoro, Antonio Malpica, Francisco Hinojosa, Mónica Brozon, Alicia Molina, Ignacio Padilla, Vivian Mansour, pero también a autores de otras latitudes que han conquistado a los mexicanos, como es el caso de Oliver Jeffers, Anthony Browne, Satoshi Kitamura, Isol, Paloma Valdivia, Gabriel Pacheco, Juan Gedovius, Manuel Monroy, Mauricio Gómez Morín, Ricardo Pélaez y Rafael Barajas “El Fisgón”, algunos sólo ilustradores o ilustradores-escritores.

Venegas dice que el Fondo de Cultura también fue pionero en reconocer al ilustrador como autor. “Cuando hacemos nuestros contratos respetamos mucho que si un álbum el peso del ilustrador es tan importante como el del autor, las regalías sean iguales”.

Alicia Molina habla de la fortuna de que sus libros estén A la orilla del viento porque los niños han aprendido a encontrar allí historias que los hacen crecer. “Qué bueno que el Fondo desató un proceso al que se sumaron otras editoriales, maestros, padres de familia, abuelos y amigos que han descubierto todo lo que hay que compartir en la literatura infantil y juvenil”.

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