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Hay muchas virtudes que sustentan a Epigramas: Libro de los espectáculos y Libro I, de Marco Valerio Marcial, como la más reciente obra publicada en la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana. Pero no sólo es el más reciente título de esa mítica colección de la UNAM compuesta hasta ahora por 339 títulos, además es el último trabajo de traducción del latín al español, del poeta, ensayista, traductor y académico Rubén Bonifaz Nuño, el intelectual y universitario que el próximo domingo 31 de enero cumplirá tres años de fallecido.

La traducción del primer libro de los Epigramas, del poeta latino Marco Valerio Marcial, fue el último trabajo que hizo en vida Bonifaz Nuño con ayuda de su discípulo y amigo Bulmaro Reyes Coria. A pesar de ya no poder leer ni ver, Rubén Bonifaz Nuño cuidó la traducción de los Epigramas a través del oído. Reyes Coria traducía y le leía, y Bonifaz Nuño corregía y traducía.

“La poesía clásica, la poesía de Ovidio, la poesía de Virgilio, la de los clásicos y también la de Marcial tienen medida, tienen una métrica muy especial y requieren conocimientos diferentes, en especial requieren sensibilidad diferente. Una sensibilidad que naturalmente yo no tengo, lo que yo hice fue estudiar el texto latino y ponerlo en un primer español, es decir, darle el significado, y luego lo platicaba con Rubén, se lo decía en voz alta y él le ponía ritmo”, señala Reyes Coria.

El profesor y traductor de latín en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que ahora tiene a su cargo la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, asegura que la traducción del primer libro de los Epigramas de Marcial fue un trabajo de muchas caras, divertido y a su vez también angustioso.

“Fue divertido porque me desvió de mi tren de trabajo, fue una diversión curiosa porque fue un trabajo angustioso, porque lo hice con Rubén Bonifaz Nuño, él mismo me provocaba respeto y veneración; y al mismo tiempo estaba mi deseo de permanecer alejado de la poesía, y eso hizo que fuera un reto, pero resultó un trabajo muy gratificante, con un premio al final, y permanente, porque cada línea que traducíamos juntos o que versificábamos juntos era una lección de español, de reflexión, de métrica, naturalmente”, indica Reyes Coria.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el maestro de latín en la UNAM desde hace más de 30 años, institución donde también es investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas, dice que Bonifaz Nuño amaba a Marcial.

“Lo amaba porque él quería identificarse con Marcial, Bonifaz, en un esfuerzo inútil, siempre decía que él era un ‘pelado mexicano’ y se esforzaba por convencer a la gente de que en realidad lo era, como había traducido a Catulo, que tenía un lenguaje soez, lascivo, sexual, descarado con mucha frecuencia, para él no era raro, no le tenía miedo a la lengua. Y Marcial en los Epigramas, en la introducción del Libro I, dice que espera haber trabajado en tal forma que nadie de buen juicio lo rechace”, afirma el estudioso.

Bulmaro Reyes Coria siempre había evitado traducir poesía, porque contrario a Rubén Bonifaz Nuño, su amigo y maestro, “el verso no le salía natural” aunque le gusta mucho. Sin embargo, se animó y junto con el poeta y ensayista tradujo Epigramas: Libro de los espectáculos y Libro I, que fue el último trabajo de Rubén Bonifaz Nuño.

“Ese señor grande”. El Libro I o Libro de los espectáculos lo trabajaron Reyes Coria y Bonifaz Nuño durante un par de años, al final de su enfermedad, fue el último trabajo de Rubén, lo último que escribió. “Marcial es autor de cosas más breves que el autor que normalmente yo he estudiado, el autor de los discursos, el autor de las filosofías, el de las numerosas reflexiones filosóficas y de la elocuencia. Llegué a Marco Valerio Marcial porque el poeta, el humanista, ese señor grande que nos dejó, Rubén Bonifaz Nuño, tuvo la gentileza de invitarme a que fuera su coautor”, afirma Reyes Coria.

La obra de Marco Valerio Marcial fue singular, a decir del propio Bulmaro Reyes Coria, fue un autor que se esforzó en engrandecer mediante el elogio al emperador, pero satirizando la vida de la ciudad y las actividades escandalosas de sus conocidos; regodeándose de las buenas costumbres provinciales. Autor de una obra divertida, “ porque si algo buscaba Marcial era divertirse a costa de los vicios de sus amigos y de sus circunstancias”.

“Los Epigramas de Marcial se componen de 15 libros, tienen una métrica singular y poseen, en lo general, un lenguaje lascivo pero no incorrecto porque Marcial siempre fue un autor que buscó la corrección del lenguaje; sus obras poseen también una gran retórica, sentencias y el uso de esas breves frases basadas en lo inesperado, eso caracteriza la obra de Marcial”, afirma Bulmaro Reyes Coria.

El doctor en Letras Clásicas y traductor al español de la retórica de Marco Tulio Cicerón, así como la Retórica a Herenio, dice que los dos primeros libros de los Epigramas no tienen lascivia en abundancia, pero sí son generosos en la sátira.

“La sátira es la vida de estos libros de Marcial. Marcial lo que hace es satirizar las costumbres de su época, se burla de todos, pero es muy curioso porque se burla de sus amigos; juega con sus amigos, no toma al enemigo, de hecho él no era romano, él era español y había llegado joven a Roma, encontró un padrino en la ciudad muy poderoso que era Séneca, pero Séneca pronto tuvo que suicidarse por mandato de Nerón, y se quedó abandonado en la ciudad por 30 años”, dice Reyes Coria.

El profesor y traductor nacido en Villa Morelos, Michoacán, el 1 de junio de 1949, dice que el propio Marcial en la introducción de su primer libro también invita a la gente “muy bien educada” y a la gente con temores morales a que se alejen de su obra porque dice que ese libro no es para ellos, no es para el censor de la ciudad, no es para la gente de las buenas costumbres. “Es como quería Bonifaz Nuño, una poesía para los pelados”.

El discípulo y amigo de Bonifaz agrega que la sátira es un género sabroso, ligero, breve, que se puede leer desde el principio hasta el final.

“Naturalmente esta obra tiene como primer propósito la enseñanza de la lengua latina a los jóvenes y a quien quiera acercarse al latín, como era uno de los objetivos de Rubén Bonifaz Nuño con la Bibliotheca Scriptorum, que tenía a los estudiantes mexicanos como primeros receptores. No pretendía que su obra fuera más allá de las fronteras nacionales, aunque naturalmente las fronteras nacionales para la biblioteca Scriptorum se rompieron, pues las obras están en varias naciones, en España, por ejemplo, a pesar de que España es un país con otra tradición clásica”, afirma.

Este primer volumen conocido como Libro de los espectáculos, no está plagado de lascivia, como si lo están muchos de los 15 libros, sin embargo, dice el doctor Bulmaro Reyes Coria, si está presente en el lenguaje que usa, por ejemplo, en los nombres de las partes del cuerpo que están sin metáforas, sin ocultamiento alguno.

“A las nalgas las llama nalgas, al pene lo llama pene, bueno lo llama mucho peor, con palabras difíciles para nosotros, precisamente por la dificultad que tenía Marcial por la cuestión social, pero como ni Rubén ni yo le teníamos miedo a las palabras, lo tradujimos como era”.

Lo triste de todo, reconoce Bulmaro Reyes Coria, es que la capacidad física de Rubén le impidió terminar la traducción de otros libros de los Epigramas, pero nunca se mermó su capacidad intelectual porque trabajó mucho y dejó muchos proyectos inconclusos. “Él se llamaba a sí mismo ‘máquina de hacer versos’. Y era verdad. Yo, de repente, tenía que someter un verso que a mí en mi traducción me daba 20 o 22 versos, aunque debía dejarla en 14 o 16, yo se lo leía y él lo lograba con una gran maestría, era su dominio del español”, recuerda.

Justo el próximo domingo, 31 de enero, Rubén Bonifaz Nuño, el autor de Los demonios y los días, El manto y la corona, Fuego de pobres y La flama en el espejo, cumplirá tres años de muerto; sin embargo, la Bibliotheca Scriptorum continúa bajo la dirección de Bulmaro Reyes Coria, quien se ha fijado el reto de continuar traduciendo los Epigramas y de los que hasta el momento ya tiene listos los siguientes dos libros.

“Sí, de mi pensamiento no se ha alejado ese proyecto, ya tengo traducidos dos libros más, pero momentáneamente estoy alejado, no he preparado su edición, ya los tengo traducidos, bien medidos, pero necesitan un estudio filológico superior a la mera traducción, necesitan un estudio gramatical que se pueda compartir con los estudiantes. Hubiera querido continuar pero tengo pendiente a Cicerón, mi proyecto es traducir los 14 discursos de las ‘Filípicas’, que es una tarea de vida, a la que espero volver”, concluye el doctor Bulmaro Reyes Coria.

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