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Mario Bellatin ganó la primera batalla contra Planeta-Tusquets en su lucha por recuperar los derechos de su libro Salón de belleza, pero sabe que le falta librar el gran combate: acabar con el “contrato leonino” que firmó en marzo de 1999 y se renovó “automáticamente” este 2015 por otros 15 años, aun contra su voluntad y “con trampas”.

Ayer, a las 12:30, Bellatin salió de la audiencia judicial triunfante: “La abogada de Tusquets reconoce jurídicamente que son dos libros, que ellos no tienen la autorización de publicar el segundo y que el contrato que avala el primero, éste de la renovación automática no ha cumplido nunca con ninguna obligación, eso ya está asentado, está firmado por Tusquets a través de su representante; firmado por mí y por mi representante”.

Ese documento que demuestra que Bellatin no ha mentido y no va a dejar de hablar para denunciar este acto de abuso y dolo de una editorial, es una batalla ganada pero aún le falta romper el contrato y terminar toda relación con el grupo Planeta. “¿Qué pasa ahora? Que yo no tengo ese contrato leonino, que ellos no se deshacen del contrato leonino y eso es lo que yo quiero, o sea gané hasta allí. Ellos pusieron una demanda contra mí y yo la gané pero no tengo el triunfo definitivo, que es deshacerme de esas personas en buena fe”, dijo el autor.

En entrevista, Mario Bellatin vuelve a hacer uso de su derecho a manifestarse y les dice a los editores de Planeta-Tusquets que ellos tuvieron Salón de belleza desde el 99 hasta el 2015, por el que le pagaron 13 mil pesos, de aquella época, pero aunque el libro tuvo cinco rempresiones no le dieron ningún dinero más.

Sin embargo, Bellatin dijo que no quiere dinero, sólo está contra “ese mecanismo del horror del abuso del poder que es el contrato leonino”. Incluso lo que quiere es que ese libro circule gratuitamente, hasta ha hablado con la editorial Malaletra.

“Esta cláusula de renovación es un truco jurídico porque según la ley de autor no se puede hacer contrato por más de 15 años”, pero además indicó que incluyeron en esta edición especial un texto que él les envió de buena fe para que lo leyeran, no para que lo incluyeran y lo publicaran.

“Yo soy un escritor, no soy un litigante, no tengo en el segundo piso de mi casa un departamento legal”, dijo Bellatin, quien acusa que la gente puede pensar que se está pelando por 40% de un libro, pero no, “es inmoral, pero me ponen en un punto de la inmoralidad de este país. Soy un intelectual comprometido con lo que está sucediendo en este país y tengo que perder mi tiempo en esto”.

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