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Cartagena. Con una etiqueta de color verde estampada sobre el lomo, marcada con las iniciales BPGGM (Biblioteca Personal de Gabriel García Márquez), los lectores podrán reconocer cada uno de los 300 libros del Nobel que su esposa, Mercedes Barcha, le donó al proyecto cultural La Carreta Literaria y que podrán ser consultados gratis en parques y plazas del Centro Histórico de Cartagena.

En su departamento del sector de Paseo de Bolívar en Cartagena, Martín Murillo, el chocoano que pasó de vender limonada en las esquinas a crear hace ocho años La Carreta Literaria, ultima los detalles de lo que será el lanzamiento en las calles de la Ciudad Heroica de una parte importante de la biblioteca personal de García Márquez. Entre los títulos hay obras de Borges, un ensayo sobre Bach, varias selecciones de cuentistas europeos, crónicas del periodista Álex Grijelmo y muchos de reportajes de largo aliento de autores latinoamericanos y estadounidenses.

Pero las obras que más llamaron la atención de Martín son las que tienen tinte religioso y gastronómico. “Hay libros sobre santos; Gabo leía mucho de religión, y hay ensayos científicos, pero a mí el que más me gustó fue un libro con recetas de cocina antiquísimo que está escrito a manera de diario. Es como si una libreta de apuntes se hubiera convertido en libro, pero además ‘laboriosamente’ está forrado en cuero, lo que significa que fue muy importante para el maestro”, comenta Martín Murillo.

También libros en alemán, de fotografía y un delicioso recorrido por el Caribe, en el libro de crónicas Un vallenato 9 senderos, que compila textos de plumas como Daniel Samper Pizano, Ernesto McCausland y Alberto Salcedo Ramos, entre otros.

En la propia sala de la casa de los García Márquez, vecina a las murallas en el barrio San Diego, en una tarde de la primera semana de julio que trajo un chubasco sobre la Heroica, al calor de un tinto, Mercedes Barcha, viuda del Nobel, le entregó los libros a Murillo en cinco cajas que ambos ojearon y sellaron con cinta. “Gabo comparaba lo que yo hago con lo que hacían los juglares, que tanto admiró, que recorrían los pueblos del Caribe con sus cantos vallenatos repartiendo cultura”, narra Murillo.

El encuentro entre Mercedes y Martín se dio gracias a Cecilia Bustamante, amiga personal de la Gabo. “Doña Cecilia me llamó para decirme que la señora Mercedes Barcha escogió unos libros que quería donar a una biblioteca, y pensaron en mí”, recuerda Martín. “Fue un detalle hermoso, maravilloso. Ahora mi compromiso se eleva y le prometí a ella que esta joya literaria llegará a la gente del común”, afirma Murillo. Además de rodar por las calles cargada de libros, la Carreta Literaria tendrá una sede donde se podrá consultar esta valiosa donación, y dos ejemplares de Cien años de soledad y de El amor en los tiempos del cólera, con una dedicatoria especial firmada para Murillo por García Márquez. Y como este hombre no tiene fronteras, los libros que alguna vez estudió Gabo también recorrerán los pueblos de Bolívar.

“La Gobernación me contrató para llegar a todos los pueblos del departamento, a donde visito colegios y dicto talleres y jornadas de lectura”, concluye Murillo, quien invita a la gente a buscar la etiqueta verde en los libros de su carreta literaria. Esos, un día, los tuvo en sus manos el Nobel de Literatura.

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