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“Querido doctorcito: Te extraño muchísimo. Diego dice que acabará el fresco el día 20 de nov., y ya nada más cuento los días para largarme de aquí. Dime cómo estás tú y qué haces. Dime si me echas de menos”. Fueron algunas de las palabras que el 2 de noviembre de 1940 Frida Kahlo escribió, desde Nueva York, a su médico, amigo y confesor Leo Eloesser.

Ésta y otras cartas forman parte de la exposición Ecos de tinta y papel De la intimidad de Frida Kahlo, que se exhibirá a partir del 23 de julio en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, y la cual, según la curadora y sobrina nieta de la famosa pintora, Cristina Kahlo Alcalá, acercará al público al “lado humano” de Frida.

“Creo que más que una forma diferente de apreciar la obra de Frida Kahlo, es conocerla, tocar su lado más humano, eso es importante, lejos del icono, del mito de Frida; al acercarnos a sus cartas, encontramos a una persona real que tiene problemas, que tiene alegrías, que le gusta la música popular, que se pelea con su marido, y que su marido se enoja con ella; todo esto la aterriza a un plano más humano. Es como entrever las partes más humanas que cualquiera de nosotros tiene”, señala la curadora.

Se exhiben 85 objetos, entre escritos, fotos, dibujos y hasta estampillas en la imagen de la artista. “El punto es tener dos formas de leer la historia: una la palabra escrita y otra la imagen”, añade Kahlo Alcalá, quien concibió la idea original de la muestra en la que ha trabajado desde hace un año.

Considera que exponer estas cartas al público no es una “intromisión” a la intimidad de la pintora, pues ella misma se abrió y mostró su intimidad a través de sus obras.

“Pienso que leer las cartas de una artista que se abrió a sí misma a través de su obra no es una falta de respeto, al contrario, estas cartas nos dan testimonios más reales, en un contexto en el que tanto se escribe de Frida Kahlo, cosas generadas por el mito, unas ciertas y otras no. En este caso creo que ella no hubiera tenido mayor problema con lo de las cartas, igual que conocemos su diario, igual que pintó pensando en Diego, pintó su propio nacimiento; ella hizo de su obra algo intimo a compartir, aunque suene contradictorio, sus pensamientos más íntimos los hizo para compartirlos a través de su obra”, subraya.

Algunos de los destinatarios de los escritos de Frida, y que podrán ser vistos en la exposición, son Leo Eloesser; sus hermanas María Luisa y Matilde; su amante durante la época de crisis de su matrimonio con Rivera, el fotógrafo Nickolas Muray; y hasta su amiga cercana, la actriz Dolores del Río.

En la muestra hay además objetos que provienen de distintas colecciones, del propio Museo Casa Estudio, Museo Frida Kahlo, Museo de Arte de Filadelfia, Centro de Estudios de Historia de México de la Fundación Slim, y del Museo de Filatelia de Oaxaca.

Será hasta el 8 de noviembre cuando el público pueda acercarse a este lado “desmitificado” de la artista, pero también de Diego Rivera, pues como apunta Cristina Kahlo Alcalá:

“Si te detienes a leer las cartas te vas a dar cuenta que todo el tiempo Frida dice ‘Diego está pintando tal mural, está allá o acá, manda saludos’, él siempre es mencionado en sus cartas para bien o para mal, pues el muralista fue la constante en la vida de Frida Kahlo”.

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