Como parte de la muestra “ Rufino Tamayo, éxtasis del color ”, se encuentra el cuadro El rockanrolero , una de las últimas obras que pintó el maestro oaxaqueño (1899-1991) y que inmortaliza de manera irónica al cantante estadounidense Michael Jackson (1958-2009).

En un comunicado del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el subdirector de Colecciones del Museo Tamayo Arte Contemporáneo, Juan Carlos Pereda, explicó que el maestro pintó dicho cuadro a los 91 años, -ya un poco enfermo-, pero se podría pensar que fue realizado por un artista joven en la plenitud de sus días, por la vitalidad, fuerza y expresión que presenta.

Se trata de un retrato irónico del cantante, a quien Tamayo inmortalizó haciendo el paso de baile tan característico de él, pues si se observa con cuidado hay cierta ironía, cuestionamiento y burla, añadió el también curador.

Rufino Tamayo inmortalizó a Michael Jackson en "El rockanrolero"
Rufino Tamayo inmortalizó a Michael Jackson en "El rockanrolero"

Además, el tratamiento que se le da a la figura está relacionado con el arte prehispánico, en el que se puede pensar en las urnas funerarias zapotecas, con las que, al mismo tiempo, el pintor da una expresión de movimiento y expresión corporal que se refleja en el baile del artista.

En cuestiones de color, es notable el sonido que puede tener la música que está interpretando, pues lo integran unas enormes bocinas de color plateado que llaman poderosamente la atención.

La presente ironía está centrada en el rostro del personaje, el cual conserva los rasgos del cantante, pero convertido en un personaje característico de un Tamayo de la posguerra, que cuestionaba la fisonomía exterior del hombre, confrontándola con la interior.

Pereda Gutiérrez aclaró que Tamayo nunca dijo que se trataba de un retrato de Jackson, lo cual se deduce al ver en la obra diferentes gestos característicos del cantante, y es posible que tampoco éste lo supiera, porque el artista mexicano no tenía la intención de realizar un retrato de él.

A pesar de ello lo hizo después de ver un anuncio donde salía, que se dice se fascinó con la imagen y lo pintó. Este cuadro formó parte de una gira con obra de Tamayo que se exhibió en Rusia (Moscú y San Petersburgo), Noruega, Alemania, Estados Unidos (Nueva York) y que estuvo en México hasta tres años después de que lo pintó

Durante el tiempo que estuvo en itinerancia no pudo ponerse a la venta, por lo que se quedó en el acervo del propio Tamayo y ahora pertenece a una de sus sobrinas, quien lo prestó para la exposición.

El rockanrolero

forma parte de la muestra “Rufino Tamayo, éxtasis del color”, que inició su exhibición el pasado 10 de junio y permanecerá hasta el 27 de agosto próximo en el Museo de Arte Moderno.

sc

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