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La pasión por coleccionar piezas musicales, radios y gramófonos ha marcado la vida de Armando Pous Escalante. Una muestra de sus radios y gramófonos se exhibe en la sala René Villanueva de la Fonoteca Nacional.

Armando Pous es uno de los mayores coleccionistas de materiales sonoros antiguos en México. Posee 600 piezas de radios y alrededor de 25 gramófonos. Aficionado a la música desde niño, en la Fonoteca conserva 50 mil soportes en discos.

Él presume que una de las piezas más antiguas de la institución es suya, se trata de un disco con la grabación Sobre las olas , que data de octubre de 1900. De Armando Puos, destaca Ernesto Velázquez, director de la Fonoteca Nacional, es también otro tesoro de la institución, una versión centenaria del Himno Nacional: “Una de las joyas de la Fonoteca Nacional es la interpretación del Himno mexicano en 1901, grabada en Nueva York por un tenor español. Es el primer registro sonoro de nuestro Himno, y fue rescatado por el maestro Pous”, comenta Ernesto Velázquez.

Memoria de otro tiempo sonoro exposición de radios y gramófonos antiguos muestra al visitante los radios y gramófonos, y le permite escucharlos. Durante el recorrido se pueden ver los detalles de estas piezas que hoy son objeto de colección, que quizás sólo se encuentran en mercados tradicionales o que se pueden obtener a partir de su compra en Internet.

“Los compré cuando estaban a buen precio y había muchos, hoy los hay a precios fuera de proporción. Son más de 600 piezas, de radios, y de fonógrafos deben ser unos 25, en la exposición se presentan seis fonógrafos, y 30 radios”, explica Armando Pous.

En la muestra se pueden ver radios que datan de los años 20 hasta de los años 80. “Todos son míos, sólo hay dos cosas de la Fonoteca. Lo hay muy antiguos, de los años 20, son tres, no tienen bulbos, no tienen bocinas, no tienen corriente eléctrica, aún funcionan, y de noche se oyen mejor”, describe el coleccionista. Refiere que estos son radios de los años 1923 y 1928, aproximadamente.

“A México la radio llegó a Monterrey en el año 23, después, ese mismo año, llegó a la Ciudad de México; en 1921 nació en el mundo; México fue el primero en América Latina en tener radio”, dice Armando Pous, y luego muestra otros radios que por ejemplo tienen bocinas, luego unos que cuentan con patas y batería (de las que usaban los telégrafos), y otros que ya tenían fuente directa.

Después, señala aquellos hechos en grandes muebles, con un diseño que se inspiraba en el Art Déco: “Es curioso que están perdidos los diseñadores de radios, salvo contadas excepciones”.

Junto a las obras coleccionadas por Pous se exponen otros materiales de la Fonoteca, uno de los cuales fue un fonógrafo de Carlos Chávez.

La exposición marca un recorrido que permite al espectador vincular esos primeros radios que eran derivaciones del telégrafo, ver los suntuosos aparatos, las mesas, o el paso de los fonógrafos de cilindro hasta los gramófonos de disco.

Sobre el acervo de Armando Pous, el director de la Fonoteca comenta: “Estoy muy admirado por su generosidad. Queremos a esta exposición que se acerquen los jóvenes, involucrarlos, que ellos vean que el resguardo que hace la Fonoteca Nacional es tan importante como el resguardo de incunables en la Biblioteca Nacional o el de las películas de ‘El Indio’ Fernández; si se pierde la voz de Diego Rivera es como si se destruyera esta misma Casa de Alvarado que tanta importancia tiene en materia cultural”, comenta Ernesto Velázquez.

La Fonoteca se ubica en Francisco Sosa 383, Coyoacán,

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