Esculturas en espacios públicos sin reglas

Oídos sordos, nos cuentan, tienen en el Comaep, Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México. El problema es que ese mal lo padecen desde hace años. Ese comité, que es en última instancia el que decide qué esculturas o piezas se ubican en los espacios públicos, no responde cuando se pide conocer los criterios para ciertas exposiciones o para qué en avenidas transitadas se dejen determinadas obras. Seduvi, Secretaría a través de la cual el gobierno capitalino creó el Comaep, no dice ni “pío” sobre el tema. Y mientras tanto, la Alameda Central pasa de tener una semana los animales de José Sacal a los pálidos Timos de Rodrigo de la Sierra (“Michelin” o Doctor Simi, como nos cuentan que les llaman los peatones). No fue olvido, nos aclaran, que una de las piezas de Sacal, Gorila con Banjo, se mantenga en la Avenida Juárez: es, más bien, un anuncio porque el escultor prepara una exposición que estará ahí mismo, en el antiguo templo de Corpus Christi. Los escultores están de moda.

Paja en el ojo ajeno

Nos cuentan que los sillazos que le aventaron el año pasado a la Compañía Nacional de Danza en la función cancelada de El lago de los cisnes no son nada comparados con los golpetos que la ex directora, Laura Morelos, se la ha pasado dando a su sucesor, Mario Galizzi. La ex primera bailarina aseguró en Facebook que traer Manon a México fue idea suya, no del director argentino. ¡Zas! Luego se lanzó con todo haciendo una serie de preguntas: ¿por qué importar bailarines de tan bajo nivel?, ¿por qué no traer estrellas como lo hacen en ópera? ¡Zas! También advirtió que en Manon faltaron solistas de calidad, que el vestuario fue un “horror”, que el Palacio de Bellas Artes se veía vacío y que todos estos yerros no le importan al director artístico. ¡Zas y recontrazas! Además, Morelos lo acusó de no estar en México y que cuando viene ni entra a los ensayos y dijo que su falta de compromiso se siente en las funciones. ¡Zas y más zas! Total, dijo que “todos nadando de muertito hasta el próximo sexenio”. ¡¿Qué tal?! Nos dicen que si se toman como ciertas todas las observaciones de Morelos y si se suma todo lo que pasó durante la administración de la maestra, es decir, que no estrenó nada relevante, que le aventaron sillas, que la acusaron de tener a la compañía en uno de sus peores momentos artísticos, que todos los bailarines, como pocas veces en su historia, armaron una tremenda manifestación para exigir mejores condiciones de trabajo, y que fue enrollada en escándalos como acoso laboral y abrir las instalaciones de la CND para usos personales, pues dan como resultado unos cuatro años de malas decisiones. ¿O no?

El Metro se llena de arte

Y hablando de arte urbano, nos dicen que varios espacios de la Ciudad de México se están vistiendo con la obra del artista estadounidense Keith Haring. En la Calzada de Tlalpan, dos bajo puentes tienen las obras del creador que fue artista gráfico y activista, y que construyó una obra marcada por la sexualidad. Tras llevar esta galería a las calles, el gobierno de la ciudad usó el trabajo de Haring para cubrir uno de los Metros de la Línea 2. Hasta septiembre, la obra del artista Haring se exhibe sobre el tren con el fin de promover el diálogo y cultivar valores universales. El caso de Haring no es el único, también se muestra en vagones, andenes y otros espacios del Metro el trabajo de artistas internacionales como Philip Lorca DiCorcia, Tracey Emin, Robert Montgomery y Nicolás Paris, y el colectivo Public Movement. ¿Cuándo habrá costado la galería?

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