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Después de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que la restauración de la obra de Manuel Tolsá ha terminado, la restauradora Jannen Contreras, coordinadora del proyecto, detalló que los trabajos avanzaron conforme al cronograma que plantearon en abril de 2016, fecha en que el instituto tomó las riendas de la intervención. “El INAH recibió el caso en sus manos a finales de abril de 2016 se empezó a trabajar inmediatamente, pero se podrán imaginar que hasta el diseño del andamio es delicado cuando se trata de estas dimensiones. Fue necesario hacer mucho trabajo previo, mucha gestión, planear las acciones y conseguir al personal más adecuado... Se ha avanzado conforme a cronograma, tan rápido como la obra y los materiales lo permitían”, compartió la especialista de la ENCRyM en la página Arte y Patrimonio, El Caballito, una de las cuentas en Facebook dedicadas a impulsar la recuperación de la escultura a Carlos IV.

En noviembre de 2016, cuando el INAH anunció que iniciaba el proyecto de restauración, los encargados del proyecto señalaron que la pieza estaría lista en mayo o junio. Siete meses después, con un costo de 7 millones y medio de pesos, la escultura ya está lista para que el público pueda apreciarla. Según los especialistas, el acabado final de la pieza será un tono verduzco, el mismo color que su autor le aplicó originalmente a finales del siglo XVIII. Hasta ayer al mediodía, la pieza permanecía envuelta en una manta impermeable blanca; el domingo le fueron retirados los andamios que la ocultaron desde 2013. Hasta ahora, ni el INAH ni el gobierno de la Ciudad han confirmado la hora de la entrega.

Contreras recordó que el proceso implicó diversos análisis de la escultura y su pedestal, así como una limpieza detallada de las zonas donde resultó afectada y las que no fueron alteradas. “La intervención de 2013 fue lamentable porque eliminó material e información importante e impidió que la sociedad pudiera gozar de su monumento por bastante tiempo, pero también la circunstancia generó la posibilidad de restaurar la obra y, por lo tanto, entenderla. Restaurar implica entender lo que se restaura, pues aun sólo ir a reponer el material faltante implicaba saber al menos qué fue lo que se quitó y no lo podíamos saber sin análisis. Después, cuando supimos cuáles eran esos materiales, nos dimos cuenta que no era conveniente reponerlos, ya fuera porque no resistirían las actuales condiciones ambientales o porque resultaban contraproducentes para la apreciación de la obra”, indicó al precisar que la intervención no sólo implicaba “pintar lo que se había perdido”.

“Hacer eso sería equivalente a tener una caries profunda, no hacer radiografías, y sólo rellenar el hueco que se ve con alguna pasta que compráramos en la tlapalería, y sin limpiar alrededor, ni quitar las bacterias”, comparó.

Piden resolución de la PGR. La noticia, por fin, de la entrega de la escultura restaurada, ha sido bien recibida por los grupos de la sociedad civil que en 2013 denunciaron los daños y exigieron a las autoridades que se suspendieran los trabajos que realizaba la empresa contratada por el gobierno de la Ciudad de México. Ahora piden respuestas de la Procuraduría General de la República (PGR), que desde 2013 recibió una denuncia penal por daños al monumento histórico.

“Seguimos atentos a la resolución. No ha sido resuelta y por lo tanto no han sido identificados ni sancionados los responsables del daño a El Caballito”, apuntó José Carlos Canseco Gómez, coordinador del grupo en Facebook El Caballito, Conservación.

EL UNIVERSAL ha solicitado información a la PGR sobre los avances en la investigación, pero hasta ahora no ha habido respuesta.

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