Como una exposición de corte histórico, que recoge las formas cómo Diego Rivera y Pablo Picasso recurrieron a los pasados de sus culturas para estructurar el arte moderno define Juan Coronel Rivera Picasso y Rivera: Conversaciones a través del tiempo, que será inaugurada hoy en el Museo de Arte del Condado de los Ángeles (LACMA) en California.

Es una muestra integrada por más de 150 obras, entre pintura, escultura, grabado y dibujo, para la cual colaboraron más de 40 instituciones mexicanas e internacionales, y que se tomó dos años y medio de investigación. Después de presentarse en Los Ángeles llegará a México, donde estará expuesta del 14 de junio al 17 de septiembre próximos en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Coronel Rivera, quien forma parte del equipo curatorial que coordina Diana Magaloni, del LACMA, explica que la exposición “no está pensada para compararlos, sino para conocer cómo llegaron a las conclusiones a que cada uno llegó, conclusiones que cambiaron la perspectiva del arte universal en la etapa moderna, Rivera con la invención del muralismo y Picasso con la invención del cubismo”.

La exposición está organizada en los núcleos La Academia; Cubismo y París; El regreso al orden y el indigenismo, Rivera y el arte precolombino; y Picasso y Mitología. Luego, la película Ideologías y muralismo, de Rodrigo García, explora el mural Unidad panamericana, que Rivera creó en el Colegio de la Ciudad de San Francisco, en 1940, y el Guernica, de Picasso (1937).

La muestra parte del vínculo de ambos con sus academias nacionales; examina el periodo entre 1908 y 1916, cuando estaban en Francia; luego aborda cómo reinterpretaron la antigüedad; aparecen aquí esculturas precolombinas de cerámica y piedra, una colección que nunca antes había viajado fuera de México. Luego se exhibe el trabajo individual de los artistas. Se presenta la obra de Rivera y la importancia de los murales públicos; y cómo Picasso plasmó los cimientos del arte del siglo XX a través de la experimentación con el pasado.

Coronel Rivera describe que la muestra se cierra con una serie de cartas entre Pablo y Diego, la mayor parte de las cuales son de la Fundación Picasso. “El primer escrito es de 1914, lo encontramos en el Museo Casa Azul; las otras van hasta después de los años 40. Nos hablan, precisamente, de que no hubo un encono como teníamos establecido, porque pensábamos que la relación había terminado a raíz de Paisaje zapatista. Hablaban de cuestiones de orden plástico y político”.

Para el curador, la muestra es exhaustiva en el trabajo de los dos: “Es la primera vez que se arma un diálogo de este tipo. Por mucho, Diego es el pintor más importante que ha dado el continente americano, y está junto al genio europeo. Muestra cómo entre 1906 y 1915 el cubismo fue definitivo para que evolucionara el arte moderno, y cómo entre 1921 y 1940 el muralismo cambió el panorama e incluso la escala con la se hacían las obras”.

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