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Bogotá.— “El componente comercial de ARTBO es sumamente importante, pero también tenemos espacios que van más allá de lo comercial y que están dirigidos al público” destaca en entrevista para EL UNIVERSAL la directora de la Feria Internacional de Arte de Bogotá, María Paz Gaviria, durante el primer día de actividades.

Así arranca octubre, considerado el mes de las artes en Colombia. María Paz Gaviria habla del impacto de la feria en la vida cultural de este país. Aunque declina dar cifras respecto a las transacciones comerciales realizadas en ediciones pasadas, califica al proyecto como “fundamental para el desarrollo económico de la ciudad”, y señala que además es importante por razones que tienen que ver con la internacionalización de los artistas colombianos. No se trata de buscar la internacionalización en sí misma, aclara, sino de procurar el intercambio cultural que genera.

Para esta undécima edición, más de 3 mil obras contemporáneas de casi 500 autores se ofrecerán al público durante cuatro días. El comité de selección estuvo conformado por Elba Benítez (Galería Elba Benítez, Madrid), Eduardo Brandao (Vermelho, Sao Paulo), Ignacio Liprandi (Ignacio LIprandi Arte Contemporáneo, Buenos Aires), Alex Mor (mor.charpenter, París/Bogotá) y María Eugenia Niño (Galería Sextante, Colombia).

Con nombres como los mexicanos Moris (Israel Meza Moreno) y Javier Barrios, la francesa Carolina Achaintre, la estadounidense Shana Moulton y el cubano Wilfredo Prieto, la sección Proyectos presenta la muestra titulada Fundirse con la luz, hacerse uno con el polvo, conformada por obra de 15 artistas representados comercialmente por una galería.

Los proyectos seleccionados por las curadoras Manuela Moscoso y Catalina Lozano reflexionan sobre la relación entre forma y fondo e individuo y contexto, cuestionando las ideas simplistas que ven el fondo, el entorno, como un elemento neutro.

Uno de los retos de este año es ir más allá de Corferias, espacio físico donde se lleva a cabo la muestra. Para lograrlo se ha creado Sitio, sección definida por los organizadores como “la gran novedad de ARTBO 2015”.

El propósito es abrir espacios a formatos no convencionales que desbordan la forma del stand que tienen las galerías. La muestra incluye performances de artistas como Enric Fort Ballester de Josédelafuente o Mauricio Ianés de Vermelho; instalaciones de André Komatsu de Vermelho o Marcela Armas de Arróniz Arte Contemporáneo; e intervenciones de Juan Peláez de (bis) Oficina de Proyectos.

“ARTBO es un evento económico y comercial, un punto de encuentro entre compradores y vendedores”, dijo el miércoles por la noche Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda de este país. Pero no es sólo eso: el modelo de ARTBO combina secciones comerciales y no comerciales.

En el segundo renglón la novedad son las cinco estaciones creadas por la oficina de proyectos de arte Laagencia, pues han sido pensadas para cuestionar límites de otro tipo: aquellos que existen entre arte y cotidianidad. Se trata de cinco talleres interactivos que permiten a los asistentes “crear” sus propias obras a pequeña escala y colocarlas en exhibición dentro de una maqueta del recinto.

“Un artista dijo alguna vez que todo el mundo es artista, y sí, es cierto. Esto no significa que todo el mundo haga ‘obras de arte’, significa que la creatividad y el pensamiento crítico no son monopolio de unos pocos, sino una propiedad que todos poseemos”, reza el letrero que invita a reflexionar, herramientas y materiales en mano, sobre conceptos como arte, producción, autoría y legitimidad.

Otra sección que estimula el pensamiento crítico es Referentes, espacio que mira al pasado para comprender el presente.

Estrenada en 2014, presenta obra creada entre 1920 y 1980. Bajo el subtítulo “Lo continuo/Lo discontinuo”, esta sección recuerda que el pensamiento más crítico y transgresor del siglo XX replanteó en muchos sentidos el significado de la palabra arte, involucrando en sus trabajos elementos de la cotidianidad. Se trata de artistas críticos que impugnaron la división entre arte y vida, y que “en sus momentos más extremos bajaron a la obra de su pedestal de excepcionalidad” para enfrentarla a la calle.

“ARTBO es el evento más asistido de las artes plásticas en Colombia, por eso sin duda es un instrumento democrático del arte, por más que esté pensado para el público especializado” señala María Paz Gaviria.

Contrastes existen. En los 15 mil metros cuadrados que abarca la feria, conviven propuestas y concepciones del arte muy distintas: además de las 84 galerías de 33 ciudades presentes, hay un pabellón destinado a libros de autor, donde destacan las ediciones que estimulan el pensamiento crítico. Un ejemplo: Colombia, el riesgo es que te quieras quedar es un volumen que toma la marca-país promovida por el anterior gobierno y la resignifica. Coordinado por Elkin Calderón, el volumen contiene 13 relatos cortos escritos por artistas plásticos y personas vinculadas al mundo del arte contemporáneo que han sido afectadas directamente por la criminalidad y la violencia.

Otro de los espacios está dedicado a organizaciones como Oropéndola, arte & conflicto, que se dedica a difundir vía electrónica material artístico sobre la guerra en Colombia. Formado por sólo cinco jóvenes, el grupo se asume como una alternativa al relato histórico y periodístico, resaltando la capacidad creativa del ser humano a pesar del sufrimiento.

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