Una amplia retrospectiva de la escultora británica Barbara Hepworth en la Tate Britain de Londres muestra su lado más internacional al explorar su relación con otros artistas y la evolución que la llevó a ser referente del modernismo.

Con más de cien obras repartidas en siete salas, la galería londinense ha organizado una exposición imprescindible para amantes del arte y la escultura y admiradores de Hepworth, que ha llegado a ser considerada la mejor artista femenina de la historia.

"Barbara Hepworth: escultura para un mundo moderno" , que se podrá visitar del 24 de junio al 25 de octubre, es la primera retrospectiva de su vida y obra en el Reino Unido en casi medio siglo y reúne trabajos que no han visto la luz pública en décadas, así como sus esculturas más conocidas.

"Queríamos hacerle justicia, representar su carrera en un nuevo contexto" , explicó hoy, en la presentación a la prensa, la comisaria, Penelope Curtis.

La muestra empieza con sus inicios, cuando vivía con el artista Ben Nicholson -con quien se casó en 1938 después de divorciarse del escultor John Skeaping- en el barrio londinense de Hampstead, en tenía como vecinos a artistas como Henry Moore, Piet Mondrian y el constructivista ruso Naum Gabo.

La relación entre ellos y sus colaboraciones para revistas de arte posibilitaron un intercambio de influencias que marcó la obra de Hepworth, quien, aunque físicamente viajó poco, fue parte de la vanguardia artística de la época.

En esta sala se aprecia "Doves" (1927) , una de las primeras esculturas realizadas por la escultora nacida en Yorkshire (norte inglés) , tallada en piedra, el material que primero dominó y que la caracterizó en su debut.

El segundo espacio explora la intensa relación de Hepworth (1903-1975) con Nicholson en el periodo de un par de años en que ambos compartieron estudio en Londres, cuando desarrollaron "un diálogo artístico único" , en palabras del también comisario Chris Stephens.

Fotos de los dos en el estudio revelan este aspecto menos conocido de sus trayectorias, mientras que su singular diálogo se escenifica con esculturas y pinturas que elaboraron al unísono, como "Kneeling figure" (1932) y "Large and small form" (1934) , que van acompañadas de óleos de Nicholson.

En los años 30, como parte de la vanguardia internacional, Hepworth realizó sus primeras esculturas puramente abstractas -para muchos críticos, las primeras esculturas abstractas del mundo-, que aquí se representan con "Discs in Echelon (1935) y " Single Form " (1937-38).

Ante el inminente estallido de la segunda Guerra Mundial, Hepworth, Nicholson y sus trillizos de 5 años se trasladaron a la localidad costera de Saint Ives, donde, tras un periodo alejada por las circunstancias de la escultura, ella volvió a crear, culminando su carrera, y vivió hasta su muerte en 1975.

En esta época, su obra empieza a ser en madera -medio en el que brilló- y, en lugar de ser formas complementarias, son formas con huecos, lo que refleja " su nueva relación con el paisaje y su sensación de estar integrada en él ", apunta Stephens.

Un video y fotografías realizadas por ella misma permiten vislumbrar el carácter determinado y la fortaleza física -con brazos y manos curtidos de esculpir- de esta artista, que pudo combinar, no sin esfuerzo, su carrera y su vida familiar.

La sexta sala alberga cuatro grandes esculturas redondeadas y huecas realizadas en 1954-55 en la suntuosa madera africana guarea, entre ellas " Corinthos " y " Curved Form ", que representan el punto culminante de su carrera.

En esta época, Hepworth era una artista reconocida internacionalmente, y su obra " Single Form " (1961-64), la de mayor tamaño en su colección, se erigió en las oficinas de la ONU en Nueva York. Para hacer frente a la demanda internacional, la artista empezó a trabajar en bronce, lo que le permitía hacer series, en lugar de sus piezas únicas en piedra o madera.

La séptima y última sala de la exposición londinense está dedicada a su trabajo en ese material, con una reproducción parcial muy lograda del pabellón diseñado por el arquitecto holandés Gerrit Rietveld para su retrospectiva de 1965 en el museo Kröller-Müller de los Países Bajos.

En medio de una construcción en cemento y madera, se intercalan las grandes y curvadas esculturas en bronce de Barbara Hepworth, " en una relación simbiótica entre arte y arquitectura, a la que aspiraba la artista", apunta Curtis.

cvtp

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