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En el corazón del Centro Histórico, en la calle Vizcaínas, sobrevive uno de los capítulos más importantes en la historia de la danza nacional: la compañía Ballet Independiente, fundada en 1966 por el bailarín y coreógrafo Raúl Flores Canelo.

En el cuarto piso del número 13, 10 jóvenes bailarines ensayan las obras que presentarán el 19 de julio en el Palacio de Bellas Artes para celebrar los 50 años de la fundación de la compañía que desde 1992, tras la muerte del fundador, quedó bajo la dirección general de su esposa, Magnolia Flores.

Bajo la guía de Flores, la compañía se ha mantenido de pie y fiel a su principal propósito: difundir el legado de Flores Canelo, considerado como uno de los principales exponentes del arte en el siglo XX, dentro de la danza contemporánea.

En 2009 les fue retirado el subsidio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), pero desde entonces cuenta con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca); el dinero, dice Flores en entrevista, siempre ha sido un tema fundamental. “Pero aquí seguimos”, advierte.

En los últimos 20 años, el Ballet Independiente ha tenido distintos directores artísticos, actualmente la responsabilidad es de Emmanuel Torres, quien es ex bailarín de la compañía. Su juventud, advierte Flores, ha revitalizado a la agrupación.

Torres reconoce que el trabajo es complejo: “Los estilos que se manejaban cuando se creó la compañía eran ballet o Graham, pero conozco bien esos lenguajes debido a mi formación y me son muy familiares; pero transmitir esto a las nuevas generaciones, que cuentan con una formación muy diferente, ha significado un trabajo muy arduo, de mucho estudio. Por fortuna, la compañía cuenta con un amplio archivo de muchas puestas en escena, de diferentes años y de distintas direcciones; y hemos estudiado mucho”.

Y advierte que la recuperación de ese material no implica conocer los pasos y llevarlos a escena. “No se trata de ver cuántos pasos son a la derecha y cuántos son a la izquierda, sino de comprender profundamente las obras, conocer los contextos en los que fueron creadas; de verdad es un trabajo muy complejo, pero hemos logrado hacerlo de manera muy efectiva porque esta compañía funciona como un reloj, el engrane chiquito ayuda al grande. Contamos con un gran equipo, el cual implica a muchas personas”, comenta Emmanuel Torres.

En el festejo del 50 aniversario del Ballet Independiente, que se llevará a cabo en el Palacio de Bellas Artes, el martes 19 de julio a las 20 horas, la compañía presentará una trilogía inspirada en la obra del poeta Ramón López Velarde.

Bailarán Jaculatoria (1979), obra que marcó un antes y un después en la danza, porque mostró una visión muy plástica e incluso cinematográfica en la danza, y que sigue viva no sólo en los teatros del país, sino también en los espacios públicos como escuelas, plazas, hospitales y reclusorios, los mismos por los que apostó Flores Canelo en vida.

El bailarín (1988), creada posteriormente, terminó por convertirse en la introducción de la trilogía. En este divertimento, Flores Canelo trató de resaltar la figura de los bailarines, dedicados al arte y la belleza, con movimientos corporales que traducen la música de Eleni Karaindrou.

Y Poeta (1988), encargada a Raúl Flores Canelo para conmemorar el centenario del natalicio de Ramón López Velarde, se inspiró en su poesía más íntima. En esta coreografía, su creador plasma a la mujer idealizada, a la novia pueblerina, pero también a las mujeres citadinas, desde las prostitutas hasta las increíblemente refinadas, todas girando alrededor de una mezcla cruda de sensaciones y sentimientos experimentados por el poeta, como la tristeza, la culpa y el placer.

De acuerdo con Emmanuel Torres, se trata de obras que siguen dialogando con el público del siglo XXI. “Si bien las formas de movimiento y las técnicas han cambiado, Raúl Flores Canelo en El bailarín evoca la esencia de los intérpretes, con sus defectos y virtudes; es una obra con una plástica bellísima, así que no puede pelearse con nuestro tiempo. Jaculatoria puede no ser vigente en el movimiento, pero sí en su temática porque seguimos viviendo en una doble moral, con yugos a mujeres, prostitución y educación judeo cristiana. Y Poeta es una secuencia cronológica de López Velarde, una obra maestra. Así que no nos alejamos de la vida actual”.

“Aquí seguiremos”. Magnolia Flores conserva en una de las habitaciones de la compañía, un afiche con la fotografía de Raúl Flores Canelo. “Ahí está la foto, ¿ya la viste?” La ruta está marcada y su destino, advierte, seguirá siendo difundir la obra de su esposo.

“Tras la muerte de Raúl hubo algunos concursos internos de coreografía, hubo también compañeros que trabajaron con nosotros con buenas coreografías; pero aunque todos son compañeros y amigos, todos comemos y hay que pagarles por sus obras y no podemos; además, no me convencen algunas de las obras de los compañeros que han buscado colaborar. Así que teniendo el repertorio de Raúl, no quedamos tan descobijados, continuaremos con sus obras y también podríamos recuperar algunas obras de otros compañeros, por ejemplo, hay una de Duane Cochran que es excelente y se llama Lo que queda es el silencio“, cuenta.

Las puertas, asegura, no están cerradas a otras propuestas. “A lo mejor podemos llegar a un convenio; pero además en la solicitud que hicimos con el Fonca está que uno de los objetivos es la recuperación de las obras de Flores Canelo y es lo que estamos haciendo. Tiene un gran significado trabajar con los bailarines”, dice.

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