Los atentados yihadistas de los dos últimos años en Francia han calado en los artistas, y para algunos de los afectados crear se ha vuelto sinónimo de curación.

La dibujante francesa Catherine Meurisse escapó a la muerte el 7 de enero de 2015, cuando 12 personas fueron asesinadas por hombres armados en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, en París.

Meurisse, que hoy tiene 37 años, tuvo que hacer frente a una depresión pero lidió con el tormento en Villa Medicis, una prestigiosa institución francesa de arte situada en Roma.

Las estatuas del jardín de Niobe, la heroína griega que perdió a sus hijos a manos de los dioses Apolo y Artemisa, conmovieron a Meurisse profundamente.

"El arte me ayudó a meditar sobre la violencia y sobre mí misma", declaró al semanario cultural francés Telerama.

"Tuve la sensación de acercarme a la muerte, los cuerpos de mis amigos, poco a poco y sin miedo".

La dibujante publicó un trabajo llamado Lightness sobre su recuperación, con la idea de ayudar a otra gente que también haya atravesado una experiencia similar.

Diez meses después de la matanza del Charlie Hebdo, una serie de ataques en la capital francesa y sus inmediaciones, el 13 de noviembre de 2015, acabó con la vida de 130 personas.

La escritora francomarroquí Leila Slimani se dirigió a los atacantes en tono desafiante: "Fue en París donde tuve acceso al arte, la música, la belleza (...) Vuestras fuentes de leche y miel valen mucho menos que el Sena". Un año después, Slimani ganó el premio Goncourt, el galardón literario más importante de Francia.

Los artistas callejeros también han plasmado el lema de la capital, "Fluctuat nec mergitur" ("Batida por las olas pero no hundida") en las calles de la ciudad. El mismo mensaje se proyectó en el edificio Flatiron de Nueva York.

Por su parte, el dibujante Jean Jullien diseñó un esbozo de la Torre Eiffel a partir de un icono pacifista de los años 1960 conformando el símbolo "Peace for Paris", que se extendió rápidamente por las manifestaciones en apoyo a París en ciudades de todo el mundo.

La reacción de Jullien fue espontánea, vino del corazón. Quería dibujar algo que simbolizara la paz y la solidaridad y que representara a París, dijo.

En Francia, la gente se volcó en la lectura, y mientras que en 2015 se produjo una caída en la asistencia a cines y festivales, las cifras remontaron de nuevo el pasado año.

Las ventas de obras de Victor Hugo y otros autores clásicos subieron, como el tributo de Hemingway a París, "París era una fiesta".

Las cifras de venta de entradas de cine en 2016 fueron las más altas en medio siglo y 278 mil personas asistieron al festival de música "Les vieilles charrues" en Carhaix (oeste) el pasado julio, un récord.

Al día siguiente de la fiesta nacional, cuando se produjo un ataque yihadista en Niza (sur) en el que murieron 86 personas, 70 mil jóvenes cantaron a una voz una sentida Marsellesa, el himno nacional, en Carhaix.

Los cineastas ya habían empezado a retratar a yihadistas y sus víctimas antes de que empezaran los ataques en Francia, explorando los motivos y las repercusiones de este tipo de actos.

El estreno de Made in France, de Nicolas Boukhrief, fue aplazado dos veces a causa de los ataques y al final no apareció en salas, sino que se incluyó directamente en plataformas digitales de video a la carta.

La producción francobritánica "Bastille Day" se estrenó justo un día antes del ataque epónimo de Niza y fue inmediatamente retirada de las salas.

Y Mi hija, mi hermana, de Thomas Bidegain, se basa en una chica francesa aparentemente normal que de repente desaparece, dejando libros de árabe y propaganda yihadista tras de sí.

"Los acontecimientos vertieron una luz cruel y monstruosa sobre algunas de nuestras películas", dijo Bidegain tras el ataque. Para él, al menos en Francia, "el cine tiene los ojos abiertos".

Marie-Castille Mention-Schaar empezó a filmar Le ciel attendra, sobre una joven captada por el movimiento yihadista, solo dos días después de los ataques de noviembre de 2015, tras plantearse si debía grabar la película o no.

Al final, explicó, decidió seguir adelante con el proyecto porque para ella era "incluso más importante intentar entender las motivaciones de sus personajes".

sc

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