El Centro Pompidou, estructura cultural pionera inventada en París en 1977, cumple 40 años y lo festeja con medio centenar de exposiciones en 40 ciudades francesas y con un fin de semana especial, el sábado y el domingo próximos.
En un intento de crear una complicidad festiva con sus invitados, el público tendrá acceso gratuito durante esos dos días a todas las propuestas en curso, como las exposiciones Cy Twombly y Brassaï graffiti, y a las visitas guiadas, desfiles, talleres, bailes y espectáculos programados para la ocasión.
La fecha es importante y celebra que en estos cuarenta años más de 102 millones de personas han pasado por su biblioteca y su museo, contemplado sus exposiciones temporales, o asistido a conciertos, festivales, proyecciones y actuaciones.
El Pompidou ha exportado su modelo en Francia y en el extranjero, pero la sede central fue y será el famoso edificio de muros transparentes y tubos coloreados creado por Renzo Piano y Richard Roger. Denostada "refinería petrolera" que tanta polémica y elogios engendró en los 70, en cuanto empezó a salir de tierra.
Dentro de ese monumental rectángulo de 42 metros de alto, 166 de largo y 60 de ancho, convertido desde hace tiempo en una de las siluetas típicas de París, las cifras no son menos astronómicas y los promotores de las festividades no escatiman cuentas.
Beaubourg, como también se conoce a esta institución soñada en su día por el presidente conservador Georges Pompidou, ha organizado 325 exposiciones temporales y promovido 818 creaciones en su vanguardista Instituto de Investigación y Coordinación Acústica/Música (Ircam), fundado por el maestro Pierre Boulez.
Su Biblioteca Pública de Información, la Bpi, gran éxito desde el primer momento, ha recibido más de 110 millones de visitantes; y su Museo de Arte Moderno, el mas grande de Europa y uno de los dos más importantes del mundo, después del MoMa de Nueva York, posee una colección de 120.000 piezas que no cesa de crecer, y de prestarse.
Entre sus logros, el centro se enorgullece de haber atraído a 840 mil 662 visitantes en su primera exposición Dalí, entre 1979 y 1980 -cuando una huelga del personal impidió al artista inaugurarla- y casi tantos, 790.090, en la segunda, entre 2012 y 2013.
Le siguen en importancia taquillera las muestras dedicadas a Matisse en 1993 y a Kandinsky en 2009, ambas con más de 700 mil entradas.
Llevado por sus éxitos y sin duda por la imposibilidad de crecer más allá de sus muros, el Pompidou, que desde marzo de 2015 preside Serge Lasvignes, comenzó hace unos lustros a vislumbrar su expansión fuera de las fronteras parisinas.
Primero, en 2010, el gigantesco paquebote cultural exportó su modelo al noreste de Francia, con el Pompidou-Metz, visitado desde entonces por 2.79 millones de personas.
Promovió igualmente ese año la creación del Pompidou móvil, experimento abandonado pocos después por resultar demasiado costoso, y vislumbra ahora una sede-almacén en una barriada popular, que abrirá sus puertas al público al menos en parte.
A la espera de llevar su marca por el mundo con diferentes estrategias de colaboración: en Bruselas a partir de 2020, en Shangai quizás ese mismo año, en Latinoamérica en un país aún por anunciar; el Pompidou experimenta desde 2015 en Málaga (España) un centro temporal de cinco años, que contabiliza 320.000 entradas.
La inspiración en todos estos proyectos sigue la idea original de Pompidou: crear "un centro cultural que sea a la vez un museo y un centro de creación, donde las artes plásticas sean vecinas de la música, el cine, los libros y la investigación audiovisual".
Medio centenar de exposiciones y una quincena de espectáculos y conciertos organizados con la participación de 75 instituciones asociadas rendirán homenaje a lo largo de 2017 a aquel encargo presidencial visionario, tan imitado luego en otros puntos del planeta.
El Pompidou piensa prestar más de 3 mil 500 obras en el marco de esta fiesta artística que comenzó a finales de 2016 en Grenoble, con una exposición sobre Kandinsky, y que concluirá ya en 2018 en diferentes lugares.
nrv