Dedicado a las madres, a deidades prehispánicas como Coatlicue o Coyolxauhqui y mujeres desaparecidas e indígenas que viven en el olvido, así fue el concierto del Coro Yolotli, presentado anoche en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en esta ciudad.

Se trata de un espectáculo poético-musical dirigido por la compositora y activista mexicana Leticia Armijo, quien a través de su Cancionero conduce a un viaje que deleita con la magia y la belleza plasmada en las canciones tradicionales de México en lenguas indígenas en riesgo.

Desde canciones de cuna, amor, desamor, rituales y del trabajo, la propuesta de Yolotli invita a conservar su misterioso tesoro, tejiendo una delicada unión entre la riqueza de las tradiciones y la música mexicana de concierto.

Las piezas fueron interpretadas por Yolotli, Coro de Mujeres de los Pueblos Indígenas de México, integrado por las soprano Ana Andrade, Renée Arenas y Lucía Delgado; las mezzosoprano Diana Pacheco, Laura Ramírez y Batsebe Camacho; las contraalto Claudia Rivero, Gabriela Martínez y Jennifer Fiedman.

De las profundidades de la selva emerge una niña llamada "Yolotli", quien entrega un tesoro invisible. Se trata de un poderoso cancionero cuya riqueza consiste en conmover los corazones y mostrar su belleza.

Yolotli, que significa corazón en lengua náhuatl, surge con el propósito de difundir desde el corazón de México las notas de su cancionero, indiscutibles joyas que conforman el plumaje majestuoso de su identidad, deliciosas metáforas de la cultura, en donde el sabor de las costumbres está presente.

El espectáculo musical de casi hora y media integra las canciones tradicionales de México en lenguas indígenas como el náhuatl, purépecha, tzotzil, kumiai-kiliwa, triqui, seri, zapoteco, tojolwinik ' otik y pápago, integrando además obras representativas del repertorio coral de la música mexicana en estas lenguas en vías de extinción y marginadas históricamente.

Todo ello, combinado con la música mexicana de concierto, con el único propósito de restablecer la fracturada relación entre el público, intérpretes y creadores, para resurgir como una bella promesa de esperanza.

Poco antes de iniciar el recital, Leticia Armijo y sus coristas aparecen en el escenario ataviadas de blanco para efectuar una especie de ritual; portan una veladora en mano la cual llevan y depositan hasta el lado izquierdo del escenario, en un acto de fe y esperanza.

Luego, el ensamble inicia el concierto con canciones como Xiquiyehua in Xochilt, un canto tradicional anónimo en náhuatl, para continuar con Yana ua rin in, de José Hernández y que es un canto tradicional en lengua triqui.

La Lupita ne ja liaka, otro canto en lengua mayo de Francisco Villegas, y Teca huinni, de Eustaquio Jiménez en zapoteco, atraparon la atención del público, al igual que T’arheperamaCal u amlKochiñ jeñ-arika y Veronika antsll, este último una canción procesional anónima en lengua tzotzil.

jpe

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