La vida cultural parisina retoma su actividad con la luz verde del Gobierno, con precaución, evidente dificultad y cierto valor, tras los .

Frases como "esperamos sinceramente que usted y sus allegados estén bien"; muestras de empatía "con el dolor de familiares y amigos de las víctimas"; y recordatorios de que "más que nunca, la cultura debe retomar su curso", preceden invitaciones o aparecen al abrir las web de teatros, museos y centros culturales.

En algunos establecimientos, la información del programa y las anulaciones que siguieron al estado de emergencia, decretado este fin de semana en toda Francia, aparecen solo una vez detalladas las nuevas medidas de seguridad que refuerzan el ya notable plan Vigipirata instaurado tras los atentados de enero.

Mientras se recupera -como promete su propietario- el Bataclan, donde el 13 de noviembre asesinaron a al menos 89 personas, la sala Zénith, en el distrito XIX de París, vecino y de características similares a los ensangrentados X y XI, retoma hoy el testigo roquero y también soul, jazz y blues con el grupo británico Simply Red.

En su web pide paciencia, colaboración y puntualidad a sus más de 6 mil espectadores potenciales, que deberán facilitar la ya habitual, en París, apertura de pequeños bolsos -los grandes "serán rechazados"-, y ahora también "la palpación". Además de llegar cuando se abran las puertas, "no antes".

Varias decenas de vigilantes de seguridad y guías caninos suplementarios añadirán garantías al público, explicaba hoy en el canal "BFM TV" el director del Zénith, Daniel Colling, porque, decía, "hay que resistir. El tren tiene que seguir circulando".

Parisinos y turistas tendrán que acostumbrarse al nuevo blindaje en materia de seguridad y no solo en las salas de concierto.

La Comédie Française, que hoy relanza su agenda con la apertura al público por primera vez, como previsto, de la cúpula de su sede histórica, pide llegar al menos 15 minutos antes del espectáculo y avisa de que solo se aceptarán bolsos de mano y uno por persona.

Richelieu, su primer escenario, seguirá rebosando piezas en alternancia: en estos momentos "La casa de Bernarda Alba" de Lorca y "El misántropo" de Molière -ambas anuladas el sábado-, "La doble inconstancia" de Marivaux y "El padre" de August Strindberg.

En el terreno museístico, del Louvre al Gran Palais, del Centro Pompidou o al Museo Nacional de Arte Moderno de París, pinacotecas y monumentos públicos y privados de París abrieron sus puertas hoy o ayer por la tarde, según su día de cierre.

Al igual que la Torre Eiffel, que pudo visitarse de nuevo este lunes, iluminada desde anoche con los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa, aunque hoy tuvo que volver a cerrar unas horas sus puertas para afinar sus sistemas de seguridad y vigilancia.

Entre espectáculo, exposición, museo y algún que otro movimiento de pavor provocado por falsas alertas, los parisinos que desde este mismo sábado volvían a llenar las terrazas de la ciudad, incluidas las colindantes a las atacadas por los terroristas, ofrecieron anoche un momento particularmente emotivo en la Ópera de París.

Fue en su gigantesco escenario de la Bastilla, uno de los primeros en abrir al público después de la tragedia, cuando toda la asistencia, en pie, cantó "La Marsellesa", antes del ensayo general de "La Bayadère", de Rudolf Nureyev.

En el Teatro de Europa el Odeón, el neón rojo de Claude Lévêque, que brillaba sobre el tejado de su sede histórica con la frase "The World Is Yours" (El mundo es tuyo), seguirá apagado hasta mañana en memoria de las víctimas, por expreso deseo del artista.

Con reforzadas medidas de seguridad, en la sala principal de este mismo teatro, donde este fin de semana la española Angélica Liddell vio anular sus tres últimas representaciones de "Primera carta de San Pablo a los Corintios", se reanudó hoy la actividad, al igual que en su segunda sede, los Talleres Berthier.

rqm

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