Ingenieros de la Universidad de Stanford han desarrollado un textil basado en el plástico y de bajo precio que entretejido en la tela refresca el cuerpo de manera mucho más eficiente que los tejidos naturales o sintéticos de la ropa que usamos en la actualidad.

El estudio, publicado hoy en Science, sugiere que esta nueva familia de tejidos pueden constituir la base de una ropa que mantenga a la gente fresca en climas cálidos sin la necesidad de aire acondicionado.

"Si se puede refrescar a las personas es mejor que refrescar el edificio en el que viven o trabajan, entonces ahorraremos energía", señaló en un comunicado Yi Cui, profesor asociado de la Universidad de Stanford.

El nuevo material enfría al permitir que el sudor se evapore a través del tejido, algo que las telas normales ya hacen, pero la novedad es que proporciona un segundo mecanismo innovador para enfriar el cuerpo.

El tejido permite que el calor que el cuerpo emite como radiación infrarroja pase a través del textil plástico. De hecho, las mantas nos calientan porque atrapan ese tipo de calor cerca del cuerpo, que es el mismo que hace que el cuerpo sea visible en la oscuridad cuando se usan gafas de visión nocturna.

Entre el 40 y el 60% del calor de nuestro cuerpo se disipa en forma de radiación infrarroja cuando estamos sentados en una oficina, indicó otro de los autores del estudio, Shanhui Fan, pero hasta ahora "ha habido muy poca o nula investigación sobre el diseño de tejidos según sus características de radiación térmica".

Para el desarrollo del nuevo tejido plástico, los investigadores emplearon nanotecnología, fotones y química para conferir al polietileno una serie de características deseables para un material que se use para vestir.

Así, permite que la radiación térmica, el aire y el vapor de agua pasen a través de él, además de ser opaco a la luz visible, y deja que la radiación infrarroja lo atraviese, porque esa es una de las características del poliestireno, uno de cuyos usos es para envolver alimentos.

Los expertos de Stanford sí tuvieron que hacer frente a dos problemas en el uso del poliestireno: que es impermeable y que deja pasar la luz.

Para solucionar esos problemas, los investigadores encontraron una variante de poliestireno que tiene una nanoestructura que es opaca a la luz visible, pero transparente a la radiación infrarroja -lo que permite que el calor del cuerpo pueda salir-.

Además modificaron dicho material tratándolo con productos químicos inocuos para permitir que las moléculas de vapor se evaporen a través de unos nanoporos en el plástico, lo que permite que respire como una fibra natural.

Una vez conseguido el material y para hacerlo más similar a la tela, crearon una versión con tres capas, dos de ellas de poliestireno tratado separadas por una malla de algodón para darle más resistencia y espesor.

Los expertos siguen con sus investigaciones para añadir más colores al nuevo material y darle características y texturas que lo hagan más similar a la ropa.

jpe

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