Todo empezó en una consulta de endocrinología donde una niña de 10 años se negaba a seguir llevando su bomba de insulina porque, según dijo, sus amigas se reían de ella.

Fue en ese momento cuando el entonces estudiante de 5º curso de Medicina pensó en lo beneficioso que sería contar con un nuevo sistema para controlar la enfermedad y administrar insulina de una manera más cómoda para el paciente.

La insulina es una hormona segregada por el páncreas que sirve para que el azúcar presente en el torrente sanguíneo entre en las células y estas puedan obtener energía. En las personas con diabetes tipo 1, el páncreas ha dejado de producirla o no lo hace en la cantidad suficiente.

La Organización Mundial de la Salud indica que, por lo general, aunque no siempre, la diabetes tipo 1 “es consecuencia de la destrucción de las células beta del páncreas por un fenómeno autoinmunitario que se acompaña de la presencia de ciertos anticuerpos en la sangre”.

Asimismo, esta entidad subraya que los pacientes con este tipo de diabetes necesitan suministrarse insulina durante toda la vida.

UN PROYECTO EN VARIAS FASES

En la actualidad, llevar una bomba de insulina o inyectarse el medicamento varias veces a lo largo del día son las formas de tratar ese tipo de diabetes, pero un equipo formado por cuatro emprendedores (dos médicos y dos ingenieros de telecomunicaciones) se ha propuesto crear algo diferente.

De esta manera nace Medicsen, un proyecto seleccionado por Ashoka (la mayor red internacional de emprendedores sociales) para formar parte del programa Impacto Salud. Pero Medicsen también ha recibido el reconocimiento de otras instituciones como la Fundación Rafael del Pino.

Eduardo Jorgensen, CEO de Medicsen, explica en qué consiste este dispositivo y cómo va a influir en el día a día de los pacientes diabéticos.

Eduardo, ¿cómo funciona Medicsen y cuándo estará disponible?

El proyecto consta de varias fases. En la primera, estamos desarrollando un algoritmo con una aplicación para los teléfonos inteligentes que sea capaz de individualizar la terapia para cada paciente en cada momento. No solo tomamos datos de glucosa, como se hace hoy en día, sino que asociamos otros parámetros como temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial, comidas o deporte. De este modo se aporta una idea más general del escenario biológico individual del paciente.

En la segunda fase vamos a crear un sistema de análisis, es decir, un reloj que tenga un sensor de glucemia, de presión arterial, de temperatura, etc. Pero nos hemos dado cuenta de que los instrumentos de medición se van perfeccionando cada día más y ya hay cosas muy buenas en el mercado. Por lo tanto, hemos decidido asociarnos con los fabricantes y venderlo junto a nuestro dispositivo. Actualmente, estamos negociando con ellos.

¿Para cuándo estará disponible?

A principios de 2016 queremos tener operativo el algoritmo, la aplicación y un acuerdo cerrado con la empresa que comercializa los sensores, para poder ofrecer al paciente una herramienta capaz de reemplazar a su diario y que, poco a poco, pueda ir sustituyendo los cálculos que tiene que realizar el propio paciente.

¿El sistema de administración no va a tener agujas?

No, no va a tener agujas. Gran parte de nuestro esfuerzo va a ir dedicado, tanto al diseño, como al desarrollo del sistema de administración no invasivo. Contamos con tres tecnologías posibles, pero nuestra favorita es una que abre un microporo en la superficie de la piel e infunde la insulina a través de él. Esto nos llevará hasta septiembre de 2019.

LA INSULINA, EN EL PROPIO PARCHE

¿Dónde se va a almacenar la insulina? En el propio parche. Va a estar compuesto por una zona con la electrónica y el bluetooth para que se pueda conectar con el reloj, otra zona tendrá el propio sistema de administración y otra irá con el reservorio de insulina.

Hoy en día, ¿cómo puede un paciente diabético controlar su enfermedad?

Existen dos maneras. La primera es pincharse el dedo, poner una gota de sangre en una tira reactiva y meterla en un glucómetro.

La insulina a aplicarse va en función de lo que le ha pautado su doctor en un papel. Después, tiene que volver a realizar la medición para corregir. Este proceso se lleva a cabo varias veces al día.

La segunda manera es llevar un monitor, que se coloca en una zona de la piel en la que no resulte incómoda y se deja conectado entre siete y 14 días. De este modo, el monitor hace una medición continua. Es decir, cada minuto mide cuánta glucemia hay.

Los niveles normales de glucemia (concentración de glucosa en sangre) están entre 80 y 120 mg/dl. El problema de los pacientes diabéticos es que su glucemia se va, tanto por encima como por debajo de esa horquilla.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

Si tienen una hipoglucemia, es decir, si se quedan por debajo, se pueden desmayar, sufrir mareos o irritabilidad. En cambio, las hiperglucemias, por lo general, no dan problemas agudos sino crónicos, como el deterioro de los vasos sanguíneos, de los nervios, de la retina, de los pies, etc.

Esto ocurre porque se va depositando azúcar, ya que hay demasiado en la sangre, y puede llegar a causar amputaciones, ceguera y afectación de los riñones y del corazón.

Entonces, ¿considera que actualmente la diabetes no está bien controlada?

No lo está, pues hay 65 millones de pacientes diabéticos que utilizan insulina cada día y que demandan una nueva solución. Es decir, la mitad de los pacientes que tienen diabetes en el mundo no están contentos con lo que tenemos ahora. Cuando algo es incómodo para el paciente, no lo usa bien. Pierde la confianza en la terapia. Además, las soluciones que existen son para la población general, pues ninguna está orientada a grupos específicos o a situaciones concretas de los pacientes.

DISPOSITIVO PERSONALIZADO

¿Por qué Medicsen es diferente?

Porque va a ser un dispositivo personalizado para cada paciente en cada momento. Será automático y no invasivo. Pero también es importante la gamificación, ya que la mejor manera de que un paciente esté bien controlado es involucrarle en su terapia en la manera de lo posible y de forma cómoda.

No es lo mismo pincharse todos los días que poder tocar un botón en la pantalla del “Smartphone” y olvidarse.

¿Podría decirse que Medicsen es un páncreas artificial?

Lo es porque la idea es que el dispositivo sustituya las funciones fisiológicas del páncreas, que consisten básicamente en ajustar la glucemia. Esto se hace con un sistema de administración conectado a un sistema de medición. Cuando hablamos de páncreas artificial, la gente se imagina un órgano, pero el dispositivo consiste en una aplicación para el teléfono inteligente, un reloj y una pegatina.

¿Cómo cree que este dispositivo puede mejorar el día a día de una persona con diabetes?

Nuestro objetivo es que el paciente diabético pueda llevar una vida normal, que sea capaz de vivir como el resto de personas sin tener que estar preocupándose constantemente por su enfermedad. Eso pasa por contar con un sistema automatizado y no invasivo.

kal

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