Entomólogos de la UNAM, que desarrollan su profesión con un enfoque médico-legal, integraron una colección de insectos artrópodos de la Ciudad de México, con el fin de apoyar la investigación forense, pues la presencia de animales como moscas, cucarachas, escarabajos u hormigas en un cadáver sirve para establecer un intervalo post mortem o cuánto lleva muerta una persona.

En la entomotoxicología, el análisis de ciertas larvas ayuda a detectar si hay drogas o sustancias tóxicas en un cuerpo en avanzado estado de descomposición; asimismo, el análisis de una plaga en un cargamento de mariguana confiscado permite saber si proviene de algún punto de México o del extranjero.

De ahí la relevancia de la colección creada por Carolina Núñez Vázquez y Carlos Pedraza en el Laboratorio de Entomología Forense de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM (a largo plazo esperan conformar una compilación nacional, ya que hay insectos propios de cada región del país, con hábitos particulares).

Los científicos universitarios ya han colectado diferentes especies de mosca verde (Calliphora sp. y Lucilia sp.), las cuales están en la etapa de identificación. Pertenecen a la familia Calliphoridae, que tiene una gran variedad y un desarrollo específico según la época del año.

“Primero clasificaremos las especies carroñeras, pero también incluiremos otro tipo de insectos, como los que quedan pegados al radiador o al parabrisas tras un viaje en carretera, ya que en las indagatorias forenses ayudan a trazar la ruta de un automóvil. También identificaremos su morfología, sus hábitos biológicos, su hábitat y su zona biogeográfica. Al saber quiénes son, podremos determinar, con más precisión, un intervalo post mortem”, detalla Núñez Vázquez.

En la UNAM hay varias colecciones biológicas, pero la de la FM es más específica para la ciencia forense; los científicos esperan que a largo plazo sea consultada por las policías federal y estatal.

Hoy en día, el análisis genético es muy caro y, cuando la identificación de uno de estos animales se les complica, las instancias investigadoras acuden a instituciones extranjeras. Por eso, la idea es digitalizar el acervo y ponerlo en Internet para que aquéllas puedan consultar en línea datos y fotografías que permitan reconocer insectos clave en las indagatorias.

Otro proyecto del Laboratorio de Entomología Forense de la FM es establecer un método para reconocer el tipo de mordedura que cada artrópodo dejaría en la piel de cuerpos muertos. Ya se prueba con hormigas de diferentes especies, pues no todas se alimentan de la dermis o de carne.

También experimentamos con cucarachas Blatta germanica, que normalmente se encuentran en departamentos de la Ciudad de México o en zonas urbanas”, añade Carolina Núñez Vázquez.

De 75 muestras dérmicas proporcionadas por el Anfiteatro de la FM, 60 fueron sometidas a la acción de hormigas y blatodeos (30 y 30) y 10 a químicos (cinco a ácido sulfúrico y cinco a ácido clorhídrico), en intervalos variados: una y cuatro horas, uno y cuatro días, y una o dos semanas.

Los resultados preliminares indican que las cucarachas Blatta germanica dejan una marca del daño más clara que las hormigas Camponotus sp. y los ácidos (la lesión generada por unas y otros no fue observable a simple vista ni a través del estereoscopio).

El proyecto (en el que también participan la antropóloga forense Lorena Valencia, la microscopista Silvia Antuna y Diego Pineda, director del Anfiteatro de la FM) busca generar información de patrones de mordeduras de insectos en la piel, pues en muchos casos estas lesiones se confunden con quemaduras por químicos o fuego.

Google News

Noticias según tus intereses