Investigadores de centros de Noruega, España y EU han realizado un estudio con el que quieren establecer un modelo para el ciclo del metano, uno de los gases que provocan el efecto invernadero, para predecir su comportamiento.

Ángel Gómez, del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, en Tenerife (archipiélago español de Canarias), e investigador que participa en el trabajo, explicó que la intención del estudio es comprender con exactitud la distribución geográfica y por tipos de fuente de las emisiones de metano a la atmósfera.

Añadió que también hay que tener en cuenta que parte de esas emisiones (las debidas a la biosfera) están influenciadas por cambios en el clima; es decir, las emisiones de gases de efecto invernadero están modificando el clima, y a su vez el clima influye en una parte de las emisiones de metano.

Como ejemplo puso que el fenómeno climático conocido como La Niña provoca el aumento de lluvias en la zona tropical, y este hecho hace que los humedales de ese área emitan más metano.

El investigador de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indicó que el aumento de los gases de efecto invernadero en general, y del metano en particular, y su impacto sobre el clima, es un hecho, y añadió que ahora lo que se pretende es determinar cuánto emite cada fuente y dónde se localiza cada una de ellas.

Para llevar a cabo este estudio sobre la evolución del metano (CH4) durante los últimos cuarenta años, publicado en la revista "Atmospheric Chemistry and Physics Discussions", se utilizó un modelo matemático que incluye química atmosférica y meteorología.

El metano es el segundo gas en importancia en el incremento del efecto invernadero atmosférico, tras el dióxido de carbono (CO2) y más importante que el óxido nitroso (N2O) y el hexafluoruro de azufre (SF6).

Las observaciones muestran que durante el periodo 1984-2012 se ha producido un incremento medio global de metano de unas 180 partes por mil millones de moléculas de aire seco, más del diez por ciento, y en esos años ha habido fluctuaciones en la tasa anual de aumento del gas.

La tasa de crecimiento de metano entre 1984 y 1991 fue de unas trece partículas por año y por cada mil millones de moléculas de aire seco (13 partículas por billón por año -ppb-), mientras que entre 1999 y 2006 la tasa fue prácticamente cero, y luego hubo un repunte del crecimiento hasta casi 9 ppb por año, para estabilizarse a partir de 2009 en unos 5 partículas por billón por año.

Los investigadores indican que la estabilidad en la concentración atmosférica de metano entre 1999 y 2006 se debió a que se alcanzó un equilibrio entre las emisiones y la tasa de destrucción química de CH4 en la atmósfera, mientras que el aumento entre 2006 y 2008 pudo deberse a un incremento de las emisiones provocadas por el hombre en Asia y que han tenido impacto en toda la atmósfera terrestre.

La evolución del metano no está determinada solo por cambios en las emisiones sino también por las alteraciones en su ritmo de destrucción química en la atmósfera, así como en su absorción por el suelo.

Con las simulaciones que han realizado los investigadores para este estudio se aprecia que entre 1970 y 2012 la vida media del metano, que permanece en la atmósfera unos nueve años, decreció más de un 8 por ciento, lo que consideran un acortamiento significativo.

Los investigadores quieren analizar a fondo el origen de las emisiones de metano y su ciclo de vida, para que sea posible determinar con más exactitud la evolución futura de este gas y sus repercusiones sobre el entorno, que a su vez alteran la presencia del gas.

kal

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