Un equipo de investigadores encontró una pulga -hasta ahora desconocida para la ciencia- conservada en un trozo de ámbar que data de hace unos 20 millones de años, cuyos restos contienen bacterias características de la peste bubónica.

Se trata de un insecto que por sus características físicas ha sido descrito como una “pulga extraña” y su análisis reveló la presencia de cocobacilos en su interior, las más antiguas bacterias encontradas hasta ahora.

El doctor George Poinar, del Departamento de Biología Integrativa de la Universidad Estatal de Oregon, a cargo de la investigación, refiere que la pulga fosilizada estaba encapsulada en un ámbar hallado en la sierra norte de la Cordillera Septentrional de República Dominicana.

La pulga, que fue llamada Atopopsyllus cionus, tiene características básicas tan diferentes a los actuales insectos de su tipo, que “bien merece su propio género”, afirma el científico en un artículo publicado en la Revista de Entomología Médica.

Esta muestra antigua revela una conexión entre insectos y microorganismos en aquella época. “Me emocioné cuando vimos que había bacilos dentro de la pulga, en el área del ano”, sostiene Poinar, quien había estado buscando patógenos por mucho tiempo.

“Encontramos cocobacilos que tienen las características de las bacterias de la peste bubónica (Yersinia pestis). No podemos confirmar aún que las bacterias son de la peste, sólo que su morfología es similar”, dice.

Si se corrobora que estas bacterias fósiles están relacionadas con la peste bubónica, el descubrimiento demostraría que este flagelo, que mató a más de la mitad de la población de Europa en el siglo XIV, existió en realidad millones de años antes de eso.

“Las bacterias cocobacilo se ven tanto alargadas como en formas casi esféricas y son similares a las Yersinia pestis, que son las bacterias patógenas transmitidas por las pulgas de la actualidad, sólo las Yersinia tienen tales formas”, precisó.

Explicó que las bacterias fósiles se encontraron en el recto de la pulga, pero que también se detectaron restos en la trompa del insecto “consistente con el método de transmisión de la bacteria de la peste por las pulgas modernas”.

Los resultados de esta investigación difieren con estudios genómicos recientes que indican que el ciclo pulga-plaga-vertebrados evolucionó sólo en los últimos 20 mil años, en lugar de 20 millones.

Sin embargo, hoy en día existen varias cepas de Yersinia pestis y hay evidencias de que los brotes anteriores de esta enfermedad fueron causadas por otras diferentes, algunas de las cuales ya están extintas en la actualidad.

kal

Google News

Noticias según tus intereses