Habiendo sido el único en formular propuestas tan ambiciosas como realistas y tan atractivas como responsables, Pepe Meade superó exitosamente el debate y así arribó a una primera estación de paso, en su trayectoria hacia la victoria en la elección.

Cuesta trabajo contrastar propuestas, pues planteamientos concretos y serios que den paso a la acción pública prácticamente nada más los formuló el candidato Meade. Por ejemplo, respecto al muy relevante asunto de la seguridad, el candidato asumió el compromiso de proponer, promover y contar con un Código Penal Único, que además de homologar delitos y penas en todo el país, cierre las salidas que hoy prevalecen y que algunos criminales aprovechan para escabullir al brazo de la justicia y la idea de arrebatarle el dinero a los grupos delincuenciales. Planteamiento formal que cuesta trabajo comparar siquiera con quien propuso la demagógica puntada de cercenar la mano de ladrones, o peor todavía, la del candidato de Morena que echa la culpa de los crímenes a la pobreza, como si no supiera que los delitos que más ofenden a la gente son los cometidos, por ejemplo, por algunos de sus colaboradores a quienes, todos vimos, literalmente, llenar sus bolsas de dinero, y no fue por necesidad que lo hicieron, sino por formar parte del crimen organizado.

O en lo tocante a la rendición de cuentas, transparencia y combate a la corrupción, en comparación con Meade, que a través de los legisladores del PRI no esperó a ganar la elección para dar resultados, impulsando la ley que permitirá que él sea el primer presidente sin fuero, o la innovadora comprobación entre el nivel de vida y el nivel de ingresos de servidores públicos a través de la 7de7, no se escuchó más que una tímida idea de suprimir operaciones en efectivo entre sociedad y gobierno, hasta la simplona y demagógica ocurrencia de que la corrupción se acabará porque así lo desee el jefe. Cómo si no hubiésemos visto todos el método de enriquecimiento de sus colaboradores en la última oportunidad que el aspirante de Morena trabajó, hace más de 15 años.

Y qué decir de la democracia, que nuestro candidato entiende como el sistema de vida que permita el constante mejoramiento material y cultural del pueblo, cuando los demás no alcanzan a ver en ella sino al mecanismo para cumplir su sueño insano y ambicioso de poder. Hasta el ingenuo planteamiento de invitar al Papa a resolver los asuntos nacionales.

Así las cosas, el primer debate cierra la competencia, queda claro que nada está definido, agrega emoción, interés e importancia a la campaña y, en el caso del candidato del PRI, lo perfila y lo prepara a intensificar el ritmo, multiplicar y precisar las propuestas, contagiar a los militantes y entusiasmar a los electores. Meade convoca a cada uno a avanzar contigo, con todo y con todos.

@ CCQ_PRI

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