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La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, aseguró que las reformas estructurales que fueron aprobadas en México al principio de la actual administración aún no reflejan mejoras en el bienestar de la población.

“No se ha logrado medir cómo están impactando las reformas estructurales. Hasta ahora han tenido poca incidencia en la reducción de la pobreza y desigualdad, porque no están llegando a la población”, dijo durante la presentación del Panorama Social de América Latina 2016.

La expectativa que se tuvo fue que las reformas propiciarían mayor crecimiento económico y que ello impactaría favorablemente en el bienestar de la población, pero aún no se ven las mejoras, añadió.

Para la Cepal, en México siguen los problemas de desigualdad y concentración de la riqueza.

A pesar de que de 2004 a 2014 la riqueza se duplicó en la economía mexicana, se registró una gran concentración de ésta en unas cuantas empresas y personas.

De acuerdo con la comisión, entre 2003 y 2014 la economía mexicana creció a un promedio anual de 2.6%, mientras que la riqueza aumentó a un ritmo de 7.9% real.

“Hay una fuerte concentración en la propiedad de los activos físicos con que cuentan las unidades de producción registradas en los censos económicos, lo que evidencia el alto grado de heterogeneidad estructural de la economía mexicana: 10% de las empresas concentran 93% de los activos físicos, en tanto que 90% restante dispone de muy pocos bienes de capital”, destaca el documento de la Cepal.

La región se rezaga. La reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso en América Latina disminuyó su ritmo de descenso en los últimos años, manteniéndose como un “obstáculo para el desarrollo sostenible” de la región, alertó el organismo.

Entre 2008 y 2015 la desigualdad “disminuyó en América Latina gracias a la prioridad que le dieron los países a los objetivos de desarrollo social, pero su ritmo de descenso se enlenteció entre 2012 y 2015 y los niveles actuales siguen siendo muy elevados para alcanzar el desarrollo sostenible”, arroja el reporte.

El coeficiente de Gini —que mide la desigualdad de ingresos personales y en el que 0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima—, mostró en 2015 un valor promedio de 0.469 para 17 países de América Latina, “un nivel considerado alto”, de acuerdo con la Cepal.

Entre 2008 y 2012 el índice disminuyó 1.2% anual en promedio, pero su ritmo de descenso bajó a la mitad entre 2012 y 2015 (0.6% anual).

“La desigualdad es una característica histórica y estructural de las sociedades de América Latina y el Caribe, que se manifiesta a través de múltiples circuitos viciosos”, dijo Bárcena.

Los avances en reducción de la pobreza fueron impulsados por una mejoría relativa de los ingresos laborales de los sectores de menores ingresos, pero “las mejoras distributivas recientes no estuvieron necesariamente asociadas a un reparto más equitativo del capital y el trabajo”, indicó la Cepal.

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