El gusto de tomar la responsabilidad de ser la primera directora general de DuPont México, no la hizo cambiar de oficina. No subió al último piso de la torre en Polanco (en la ciudad de México), sino que continuó donde suceden las cosas. Ese es parte del estilo de Claudia Jañez.

Su paso por la dirección quiere que tenga significado, por eso busca modificar el rumbo. Es el cambio parte de su ADN y del tiempo que vive la compañía. “No está a gusto si no deja huella. Para ella el status quo no es para siempre”, me dice un colaborador. Su hermana y amiga Érika es más contundente: “Si no lo va a hacer bien, no lo hace”.

Es común que en su casa tenga o reuniones familiares o con empleados o las dos cosas combinadas. Es una jefa que, en el afán de estar atenta de su familia, no es raro que combine sus dos oficios: ser madre y ser directora general.

Pero no es directora general de cualquier empresa donde tiene que mantener los estados financieros sanos y ya. Se trata de una compañía compleja que cumple 90 años en México, la primera oficina fuera de Estados Unidos que abrió DuPont. Enfocada al cambio y la innovación, pero con una apuesta de largo plazo.

Ahora DuPont tiene la mira en el negocio de alimentos, el más redituable en México para DuPont, después de dejar ir a la división de químicos (ahora, Chemours) y la marca de pinturas, muy conocida en el país.

Quizá por ello la bolsa de Estados Unidos (NYSE) castigó la acción en el segundo trimestre de este año. Pero si se trata de largo plazo, son pérdidas que se deben recuperar en algún momento. En la cancha de Claudia está llegar a la meta de vender 850 millones de dólares, que no es poca cosa. ¿Qué más sigue para DuPont ahora con Claudia Jañez al frente?

El paso por Ford. Claudia, ahora con la gran oportunidad de encumbrar a DuPont, no siempre tuvo la coyuntura a su favor. “Denme la oportunidad”, le decía la Claudia de 27 años al director extranjero de Ford en México. “Pero eres muy joven.”

—No me diga que soy muy joven. No puedo traerle un acta de nacimiento más vieja. Eso no lo puedo cambiar. Hagamos esto: yo ya estoy aquí, denme la responsabilidad de ser la directora jurídica, sin el cargo, y si en seis meses no les gusta me corren.

A los seis meses la ratificaron. Después de todo, ella había creado, junto con su jefe, Ford Credit, la financiera de Ford en tiempos de estrenar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Era terreno inexplorado, y Claudia estuvo al frente de aquella tarea titánica.

Desde los 19 años trabajaba en un despacho jurídico, pero nunca había pensado que una compañía como Ford la buscara para esa misión. En el camino, encontró algo que le cambiaría su visión de sí misma.

“Me doy cuenta que me gustan los negocios. La vida me va llevando por caminos nuevos”. Había decidido ser abogada desde los 13 años, pero unos meses en Ford y su vocación cambió. Cuando llegó a la trasnacional, había que hacer todo de todo. Crear una empresa nueva, ante una nueva legislación, pero muy metida en asuntos operativos. Finalmente, Claudia y su jefe terminaron siendo quienes sabían más sobre cómo abrir una financiera para autos en aquellos tiempos. “Para mí fue como haber tenido un bebé. Lo vi desde cero.”

El carácter del baile. Lo que le pasó en los negocios ya le había sucedido en sus aficiones personales. En el colegio de sólo mujeres al que asistía tenía que practicar algún deporte. “Te obligan a hacer algo y te das cuenta que te gusta. Si no pruebas algo, es difícil que te des cuenta si te gusta y si eres bueno en eso.”

Así ha sido una de sus maneras de aprender: intentándolo. Así tomó las castañuelas para bailar, así tomó las carreras de atletismo, así, el basquetbol. Cada actividad que hacía desde pequeña le dedicaba el máximo esfuerzo y dedicación. Una le gustaba más que otra, pero mientras lo hacía “Lo tomaba muy en serio”, me dice su hermana Érika, su mayor admiradora y con quien se escapa de viaje cada vez que puede… y que lo hayan planeado con suficiente anticipación para ajustarse a la complicada agenda de la nueva directora de una trasnacional.

Para el basquetbol tampoco se vio jugando hasta que la escuela la llevó a tomar la pelota. “No estoy alta, pero hasta que lo probé me gustó.” De nuevo, lo probó.

Bailar flamenco no fue una exigencia escolar, sino de su madre. Pero Claudia lo tomó tan en serio que lo practicó hasta los 18 años. “Las manos van para un lado y los pies, para otro”. Esa coordinación exigente la sigue aplicando a su vida entre el trabajo y la familia. “Todo el tiempo que tengo libre se lo dedico a mi familia”.

Su vida social hoy está limitada por su agenda, pero no le preocupa porque sus prioridades están en la familia y el trabajo. “Amigos puedes tener pocos. Soy muy sociable, pero muy reservada con a quién considero mis amigos”.

Sin embargo, su hogar está abierto para muchos de sus colaboradores cercanos, quienes incluso asisten a algunas reuniones familiares.

Hoy, su deporte se limita a la caminadora y a los fines de semana. Pero no le preocupa: “Uno tiene que poner esto en la balanza”. Me lo dice con la certeza de hacer bien y de saber que a veces se sacrifican unas cosas por otras.

Lo volvería a hacer. “Soy mexicana de hueso colorado”. De ascendencia española, Claudia deja clara su nacionalidad. Es de las empresarias embajadora del país y sus tradiciones a donde sea que vaya.

Y si hay una trasnacional con tradición en el país es DuPont.

Estar al frente de una compañía que tiene 90 años en este territorio no es fácil. Pero Claudia no dudó en poner su estilo personal cuando tomó la posición.

Más allá de un memorándum los cambios no fueron drásticos. No hubo despidos masivos y nada por el estilo. No se llevó su oficina al último piso de la torre de DuPont en Polanco, donde está una terraza con vista de la ciudad y el servicio de meseros, a donde no llega el elevador. Le gusta estar cerca de la gente y siguió en su escritorio un piso abajo.

Cuando dice que quiere estar cerca de la gente, también se refiere, de nuevo, a su familia. No duda en tomarse un par de días ante una enfermedad grave de su esposo o su hijo. Lo mismo le dice a sus colaboradores, que cuando tengan un problema familiar, se den el tiempo.

Incluso, ha implementado horarios flexibles, home office, y jornadas como los viernes que la oficina queda vacía antes de las 18:00 horas.

Tenía que ser coherente con su actuar, aunque “últimamente he tenido jornadas larguísimas”.

A fin de cuentas, para Claudia estar al frente de una organización es una manera de aportar a la sociedad. Desde pequeña quería ser abogada para ayudar a la gente “no para el litigio, para pelearme, sino para participar en la vida pública del país y no me arrepiento”.

“Empecé hace 20 años en un mundo completamente de hombres, incluso cuando yo estudié derecho, éramos una minoría de mujeres”. Se refiere al entrar de lleno a trabajar. “Siempre ha sido un tema de hombres y creo es un tema de personalidad y capacidades”.

Fue esa convicción la que la llevó a tomar enfrentarse a su jefe en Ford, después de tres años para mostrarle que merecía la posición que había dejado su jefe directa.

Pero no se trata por ser mujer lo debe tener y ya, sino que “siempre he tratado de decir lo que pienso, capacitarme y ser la más calificada para una posición. No hay por qué sentirte menos, ni menospreciada pues debes estar segura de quién eres y qué quieres”.

No cree que se haya equivocado cuando decidió ser abogada y terminó en una corporación grande como DuPont. “Lo volvería a hacer”.

Todos los días. A diario nos encontramos con algún producto de DuPont. A diferencia de otras marcas que se aseguran que el consumidor final conozca quién fue el fabricante, la empresa trasnacional deja que el producto hable por sí mismo. Así, es muy probable que en el café Starbucks que hayas visitado recientemente te sentaras a una mesa con Corian, el material que puede simular el aspecto del mármol. Su principal propiedad es que no es poroso, así que resulta muy fácil de mantener limpio y libre de gérmenes, de ahí su uso en hospitales y en cocinas, principalmente.

En las carreras de autos, los pilotos utilizan el llamado Nomex, otra marca registrada por DuPont. Se trata de un retardante de calor que evita que se queme la piel de los conductores. Lo mismo pasa en los trajes de bomberos Aunque, como parte de la separación de la empresa que se inició desde Estados Unidos en 2009, DuPont se separó de su división de productos químicos, hoy The Chemours Company, así como de las pinturas DuPont, con lo que más se le relaciona a la marca.

Así, ahora que Luis Rebollar (el anterior director general en México) se fue a dirigir Chemours para toda América, Claudia tuvo la oportunidad de tomar la silla de directora y presidenta de DuPont México.

Pero no son pocos los negocios que le quedan a la compañía. Claudia dejó de lado las tecnologías de titanio, los químicos y los floroproductos usados para la industria automotriz, de aires acondicionados, entre otras. Pero aún Claudia tiene mucho en su lista de cosas por hacer.

Hija del maíz. En parte fue la conclusión del proceso de adquisiciones y separaciones de unidades de negocio de la empresa, algo que Claudia especialmente tenía que asegurarse que se dieran sin conflicto. Y lo logró.

Se enfocará principalmente en innovación y ciencia aplicada a soluciones para energía y alimentación, entre muchos aspectos más, que crecen mucho más agresivamente. (Vea el recuadro con todos los negocios de la empresa.) Se trata de la apuesta de largo plazo.

En el caso de Claudia, no solo ella espera estar más cerca de la gente, sino que hará lo mismo con el nombre de DuPont. Su papel será más vocal sobre las bondades de la ciencia y de los retos que tiene la humanidad. Pondrá acento en las maneras en que su empresa puede aportar soluciones. Tal es el caso de las semillas mejoradas que tienen con Pioneer.

“Es un negocio muy rentable”, me dice sin prisa por traer semillas genéticamente modificadas. “Tenemos esos productos, pero no aquí en México. Hacemos solo lo que la ley nos permite”. La experta en temas legales, dice estar del lado de la ciencia cuando se trata de uno de los temas más polémicos.

*** Cuando Claudia tomó el reto de ser la primera mujer para la dirección y presidenta de DuPont México no se le doblaron las piernas. Ya ha pasado por retos personales fuertes, que esta misión la puede pasar. “Ella hace las cosas bien o no las hace”.

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