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La decisión del Banco de México (Banxico) de aumentar la tasa de interés 0.25 puntos  porcentuales  para dejarla en 6.75% pudo responder a ajustes estructurales que no le competen a esa instancia, ante la falta de “indicios” de que se vayan a tomar acciones en el corto plazo, entre ellos reducir el gasto público, afirmó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

Pero “es evidente que estas medidas van más allá de sólo tratar de atenuar el aumento de los precios, la decisión puede estar más relacionada con la necesidad de ajustes estructurales en los que el banco central no puede incidir directamente”, coincidieron los economistas del CEESP.

La solución óptima debió haber sido la reducción del gasto público, porque un aumento de tasas de interés frenará el crecimiento del país. Aunque el aumento de las tasas de interés tiene como objetivo frenar la demanda interna y  como consecuencia impedir que sigan en aumento  los precios,  incidirá negativamente.

Se infiere que la decisión de Banxico tiene que ver con el deterioro de las cuentas externas. Para los economistas del CEESP, que dirige Luis Foncerrada, el control del gasto “se ha ido complicando”. En el Análisis Económico Ejecutivo semanal explicaron que inquieta que la decisión de elevar las tasas de interés se tomó debido a que “no hay otra alternativa o porque puede ser la menos dañina”. Además de que preocupa que el banco central “tenga que tomar estas medidas”.

Por eso, “lo mejor sería la reducción del gasto público. Sin embargo, para ello habrá que avanzar en la erradicación de los niveles de corrupción y en la mejor asignación de los recursos, pero existe un posible obstáculo: el periodo electoral”. Además, reducir el gasto no encarece el crédito y además es un factor que mejora la confianza de los inversionistas.

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