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A los consumidores mexicanos les importa el buen trato a los animales durante el proceso de producción.

De acuerdo con una encuesta realizada entre consumidores de carne en supermercados, 68.2% está dispuesto a pagar entre 3% y 6% de sobreprecio por productos que garanticen el bienestar animal.

La encuesta se aplicó en 2015 a 843 consumidores de carne en Toluca, Estado de México, por investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Lerma, la Universidad Autónoma del Estado de México y las Universidades de Madrid y Zaragoza en España.

“A los consumidores les preocupan los procesos de transporte y sacrificio. Están casi o igual de preocupados que el promedio de los consumidores europeos, aunque los mexicanos están más preocupados por el sufrimiento”, explicó Genaro Miranda de la Lama, doctor en Producción Animal e investigador del departamento de Ciencias de la Alimentación en la UAM-Lerma.

En México existe el certificado Tipo Inspección Federal (TIF) que otorga la Sagarpa, el cual garantiza la supervisión en rastros y establecimientos dedicados a almacenar, sacrificar, procesar y distribuir carne y sus derivados.

El TIF verifica la inocuidad y sanidad de la carne, pero no garantiza el bienestar animal.

“El tema de bienestar animal no está reglamentado como tal, hay algunas normas oficiales mexicanas que piden el aturdimiento de los animales antes de sacrificarlos, pero a nivel Latinoamérica, México no ha tenido una respuesta tan grande respecto a los medios legales que usa para normar la ganadería”, indicó Miranda.

Los consumidores mencionaron que la manera más efectiva para identificar una carne que garantice el bienestar animal son logos o certificaciones, con 28.2% de las respuestas; textos informativos en el empaque, 23.6%; campañas de información, 15.7%; código de colores, 13.2%; posters, 10.4%; y un puntaje basado en estrellas, 8%.

Rogelio Pérez, presidente y director general de la Mexican Beef Exporters Association, dijo que algunos productores de carne colocan en sus cajas el distintivo BPP (Buenas Prácticas Pecuarias), pero no existe un sello o certificación.

Respecto al sobreprecio que pagarían los consumidores por carne con buen trato animal, Pérez comentó que sí hay un sector de la población que está dispuesto a hacerlo, pero todavía es un nicho de mercado muy pequeño.

Los mexicanos consumen 30 kilos de carne de pollo al año, 17 de carne de res, 16 de cerdo y 1.5 de borrego o cabra, por lo que la oportunidad de garantizar un mejor trato animal es grande.

Empresas como Flor de Alfalfa, Valle Orgánico, Terramaya, Biopollo, Pollo Real, SaBio, Aires del Campo, Quinta Verde, La Rumorosa, Carnes Orgánicas de México, Green Farmers (de Uruguay) y Kirkland ofrecen productos orgánicos y con buen trato animal.

Restaurantes como Toks y Sushi Itto se comprometieron a dejar de usar huevos de gallina y carne de cerdo de animales enjaulados en 2022.

“México tendría que voltear a otros países donde el bienestar animal es un indicador claro de calidad del producto. En Europa, las empresas tienen estándares más elevados que la legislación local porque evita pérdidas y refuerza la imagen empresarial”, agregó Miranda.

Si los productores tratan bien a los animales en granja y rastros evitan la pérdida de entre 500 gramos y 2 kilos de carne por cada animal.

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