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Los gasolineros del país consideran que no están preparados por completo para la liberalización de los precios de los combustibles, en caso de que ocurra, a partir del 1 de enero de 2017.

La mayoría de las empresas desconoce los alcances de la nueva regulación a la que tendrán que estar sujetas y consideran que tienen poco tiempo para capacitarse.

“Hay empresarios” que temen sobre el destino de sus estaciones de servicio, porque no saben qué hacer y la autoridad no les aclara el panorama.

Adriana García Valencia, representante de un grupo gasolinero que opera en Tonalá, en la Zona Metropolitana de Guadalajara, prevé que un número considerable de empresas opten por vender sus negocios.

El desconocimiento es tal que se preguntan cómo se definirá el precio de las gasolinas en un mercado abierto, y hay quienes ignoran que deben tener permiso de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para operar”, agregó en el tercer Simposium Nacional Gasolinero Besco 2016.

El sector gasolinero requiere capacitarse en el menor tiempo posible si no quiere que la reforma energética lo supere, advirtió Coya Reséndiz, directora de Grupo Besco.

Tienen que aprender a manejarse como empresa y no como negocio familiar, “sobre todo si consideramos que 70% de 11 mil 490 estaciones de servicio (dato al 30 de septiembre de 2016) es operado por familias”.

Hoy las exigencias las obligan a cumplir con normas oficiales, registros, parámetros, bitácoras, programas de mantenimiento bien estructurados, lo que antes no tenían.

A la mayoría de los empresarios “ya les cayó el veinte”, agregó, pero todavía están aprendiendo a manejar las nuevas normas, llevar su documentación en orden y saber qué hacer para superar las verificaciones de autoridades como la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA) o la CRE.

La primera revisa el diseño, construcción, mantenimiento y operación de la estación, además de vigilar la protección ambiental. La CRE revisa la calidad del combustible desde el importador hasta la estación.

El cambio de modelo no sólo cimbró al gremio gasolinero, detalló Reséndiz, sino que lo tomó por sorpresa, pues no había considerado la necesidad de cambiar su estructura ya que siempre le respondió a un sólo suministrador, Pemex.

El problema es que están ante dos panoramas y poco tiempo para cambiar la logística y la mercadotecnia. Si se liberaliza el precio el 1 de enero de 2017, sólo tendrán un mes para alistarse, pero si se da en 2018, como estaba previsto, contarán con un año, que también es un periodo corto.

Luis Antonio Martínez Gamboa, del Grupo Lodemo, que opera en Yucatán y forma parte de La Gas, reconoció que recurrir a empresas de capacitación es porque “todavía hay lagunas, no son claras las reglas y muchos de los vacíos en las reglas ni siquiera pueden ser esclarecidos por las autoridades”.

Consideró que bajo esas circunstancias muchas estaciones de servicio puedan quedar fuera del mercado.

José del Águila Beltrán, gasolinero de Tabasco, dijo que “debemos aprender a agrupar negocios de una o dos estaciones para que esto no nos afecte de manera importante y poder competir con los grupos grandes”.

No vemos un beneficio claro para los gasolineros mexicanos, “vemos un beneficio más claro para el que viene del exterior, ya que tienen todas las puertas abiertas, todas las facilidades, mientras que a nosotros nos ponen cada año trabas”, añadió.

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