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Washington.— José Antonio Meade Kuribreña aplica el refrán, “al mal tiempo buena cara y ‘al bueno también’”.

A un mes de que entró al relevo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y con la encomienda de sacar airoso el paquete económico de 2017, uno de los más complicados a decir de expertos, está preparando el terreno para las negociaciones del presupuesto.

Está planeando invitar a diputados y senadores a un partido de béisbol. Dice que el país exige en estos momentos, un esfuerzo para acomodar un ajuste relevante en las finanzas públicas en un contexto externo adverso.

En entrevista con EL UNIVERSAL, con motivo de la reunión anual de otoño del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, enfatiza que no ha habido un sólo paquete que no tenga como elemento esencial el de la responsabilidad, y en momentos en que el país ha requerido esfuerzos de los partidos para procesar paquetes económicos en momentos difíciles, ese esfuerzo y esa disposición de trabajar siempre ha estado presente.

En las oficinas de la embajada de México en Washington, afirma que del servicio público aprendió que para dar buenos resultados y cumplir con las oportunidades hay que volcarse de lleno en el encargo; el futuro vendrá y lo que toca es no distraerse en si tiene posibilidades de ser gobernador central o presidente de la República.

¿No va a organizar un partido (béisbol) con senadores y diputados?

—Luego nos ganan. La última vez que jugamos nos trataron muy mal, pero vamos a esperar a que nos den ellos la revancha. Yo creo que es una buena tradición y sí valdría la pena hacerlo. Los vamos a buscar.

¿No invitaría a Carstens?

—Claro, siempre. Es un buen primera base, un buen pitcher y una buena suma siempre al equipo hacendario.

¿La otra vez quién ganó?

—Ganaron los legisladores.

Pero era otra Legislatura, ¿no?

—No, era esta Legislatura.

¿Eran diputados no?

—Diputados. Era la misma Legislatura, yo estaba en Sedesol.

Ah bueno, pero no me hable de Sedesol, dígame como Hacienda, con la cachucha de Hacienda.

—Ya no me acuerdo cómo quedó ese partido. Casi siempre empatábamos, que era lo salomónicamente correcto, pero el año pasado que yo fui de refuerzo sí nos trataron mal los legisladores. Ha sido siempre una bonita tradición que valdría la pena retomar.

¿Y al mal tiempo, buena cara?

—Y al buen tiempo también. Siempre buena cara.

Digo, porque con eso de que a algunos no les gusta que sonría.

—Siempre con una sonrisa.

Su papá tiene la misma sonrisa. Siempre están sonriendo.

—Pues es que estamos contentos.

Siempre están sonriendo. ¿Son de Veracruz?

—No, somos de la Ciudad de México. Mi abuelo materno zacatecano, pero los demás de la Ciudad de México.

Es cierto, que es un artista, ¿no?

—Era abogado y escultor.

Usted entonces nace en el Distrito Federal. ¿A qué escuela fue?

—Fui al Olinca, en el sur de la Ciudad de México, estuve unos años en el Ceyca también y luego estudié Economía en el ITAM y Derecho en la UNAM.

¿Era buen estudiante? ¿Le gustaba hacer la tarea?

—Me gustaba hacer la tarea.

¿Y nunca reprobó?

—Pues me iba más o menos bien.

Cuénteme de su mamá, porque afirma que su mamá dice que tiene una buena sonrisa.

—Mi mamá es educadora, estudió la carrera de Educación Especial, trabajó mucho tiempo en el DIF y nos inculcó valores, que nos ha dado lecciones de vida, pues que ha sido eje, naturalmente, de la familia, de la convivencia familiar y que ha sido también ejemplo de servicio público y compromiso.

¿Y por qué lo regañaba?

—Pues seguramente porque me portaba mal.

¿Era muy seguido?

—No, éramos bien portados.

¿Por qué decidió estudiar Economía y Derecho?

—Mi papá estudió Economía y Derecho, a mí me parece que es una combinación afortunada, lo son las carreras, lo fue de las universidades. Yo creo que el Derecho te da una estructura lógica, un entendimiento claro de cuáles son las reglas, los incentivos, los límites. Y la Economía te permite muy buen entendimiento, dentro de esos límites, de cuáles son los incentivos, por lo tanto de cuáles los resultados de las reglas que estamos construyendo.

Yo creo que es difícil tratar de aplicar la Economía si no tienes un buen conocimiento de cuál es el entorno, de cuál es el esquema en el que se está aplicando. Y yo creo que para definir y entender un esquema, sí es interesante tener alguna idea de cuáles son los incentivos y los posibles resultados de lo que uno está construyendo.

Parientes lejanos

Hay una cantante, no sé si la conozca que es la…

—Pandora.

¿Es su parienta?

—Fíjate que todos venimos de dos hermanos que llegaron a México, pero a la altura del abuelo de mi abuelo. Yo vengo del hermano grande de esos dos hermanos, que se llamaba igual que mi papá, y ella viene del hermano chico que se llamaba Ricardo, y cuyos hijos tendieron a asentarse en San Luis.

Entonces, venimos los dos, ella y yo, de los dos hermanos, nos conocemos, nos hemos saludado, le tengo admiración y somos parientes lejanos.

El origen Meade Kuribreña

¿Es descendencia?

—Los dos hermanos llegaron de Irlanda, pero hace seis generaciones. El apellido es de ahí.

¿Y Kuribreña?

—Kuribreña era un libanés, el papá de mi abuelo materno que llega por Veracruz. En Veracruz pregunta cuál era el estado más bonito y próspero, lo mandan a Zacatecas, y ahí conoce a una señora Breña, se casan y de ahí viene el apellido.

En el caso de mi abuelo era Kuri de apellido paterno, y Breña del apellido materno, y el apellido lo juntan. Y a mí me llega ya como si fuera una sola palabra. Pero es un apellido que surge del matrimonio de un inmigrante libanés con una mujer zacatecana que se llamaba Juana, igual que mi esposa.

Ah no me diga, qué coincidencia. Pero su esposa es mexicana.

—Mi esposa sí es mexicana.

Porque por lo general, los que estudian fuera se casan con una extranjera.

—Yo soy compañero de Juana de la universidad, ahí nos conocimos. Fuimos compañeros en el ITAM de Economía. En el primer semestre llevamos prácticamente todas las materias juntos, y cuando me fui al doctorado ya había planes de casarnos. Nos casamos y luego estuvimos juntos, mientras los dos terminábamos nuestros estudios fuera y nos regresamos a México.

¿Es cierto que Mario Di Costanzo se la presentó?

—No, Mario es más grande.

Por ahí me habían contado que era muy amiga de él, y que se la presentó.

—No, no. Mario es un poco más grande que nosotros. Nos conocimos en la universidad. Juana y yo nos conocimos porque siendo que llevábamos muchas materias juntos, pues acabé siendo cara familiar y gente perseverante.

¿Su esposa sigue trabajando?

—Mi esposa pinta, tiene, realiza —y le da mucho gusto hacerlo— un trabajo de voluntariado importante. Trabaja, le dedica mucho tiempo al voluntariado del IMSS en la Gineco 4, que es dentro de los hospitales del IMSS, el más grande en Ginecología. Y a eso dedica la mayor parte de su tiempo. Al trabajo de voluntariado, le gusta también pintar y lo hace bastante bien.

Pero entró ahí a raíz de que Pepe Toño era director del IMSS

—Entró ahí invitada por Gaby, presidenta entonces del voluntariado. Gaby y Juana tienen coincidencias muy importantes: nacieron el mismo día, el 4 de noviembre las dos, estuvieron en el mismo cunero del mismo hospital y a las dos les gustaban los José Antonios hacendarios.

Sí, si lo creo. Y ¿qué le dijeron en su casa? Ahora que lo ponen otra vez en Hacienda.

—Yo trabajé buena parte de mi vida profesional en Hacienda, mi papá también tuvo una trayectoria hacendaria. Ahí están mis raíces y mi vocación de servicio público.

Y en la casa han sido, no solamente muy respetuosos sino muy involucrados y cercanos de la emoción de lo que implica servir de la oportunidad, pero particularmente de lo que implica servir desde la Secretaría de Hacienda.

Servidor público

¿En dónde le ha gustado trabajar?

—He tenido la oportunidad de trabajar en muchos lugares del sector financiero público, y en casa aprendimos, desde chicos, que había en el servicio público emoción y vocación. Y que en el espacio en que uno tuviera la oportunidad de desempeñarse, había manera de hacer cosas que ayudaran a que este país fuera mejor.

Regresa a Hacienda y sorprende nombrando a una mujer como subsecretaria, ¿por qué?

—Vanessa Rubio tiene una trayectoria, yo creo extraordinaria también en el servicio público, una trayectoria en donde ha combinado, y muy bien, dos vertientes: la hacendaria y la de relaciones exteriores.

En sus muchos años de trayectoria pública divide su trayectoria casi por tiempo igual; en el trabajo de relaciones internacionales, muy puntualmente y cercanamente alrededor de las multilaterales. Y el resto del desempeño dentro también del sector hacendario, y trae a la Secretaría de Hacienda esa experiencia y esa sensibilidad sumada a la posibilidad de haber coordinado nuestro trabajo con Latinoamérica.

Sumada también a la sensibilidad que da un desempeño por la de Sedesol, porque creo que aporta una mezcla muy completa de talento, de compromiso, de emoción social, de conocimiento del mundo y sus oportunidades y del conocimiento de los retos que el país enfrenta. Y esa combinación creo que la prepara para hacer, dentro de la secretaría, la que lleva la subsecretaria más responsable, por cuidar el buen crédito de México en el mundo.

Creo que el hecho de que el Presidente la haya invitado para ser subsecretaria permite que hoy México tenga un gran funcionario público, con una extraordinaria trayectoria y talento ocupando ese puesto, que es un puesto de gran importancia para el cuidado de México, su nombre y su crédito.

Es un puesto que yo mismo tuve, y siendo consciente de lo que ese desempeño necesitaba, habiendo ocupado ese puesto gente muy destacada y talentosa, estoy cierto que el Presidente escogió a la persona correcta.

El retrato

Tengo una gran curiosidad, en la sala de retratos de secretarios de Hacienda (en Palacio Nacional) ¿hay uno que se repita?

—No, no se repite ningún cuadro, pero en la trayectoria hacendaria sobresalen dos o tres elementos: primero, si uno revisa de 1821 a 1923 que tuvimos un número muy importante de secretarios de Hacienda, el tiempo promedio de servicios de un secretario de Hacienda era de siete meses. Eso yo creo que reflejaba la enorme volatilidad y la gran dificultad de construir un país con finanzas públicas sanas.

De 1923 a la fecha hemos tenido bastante estabilidad, tanto en la fortaleza, en la construcción de la institucionalidad de nuestras finanzas públicas, de lo cual en la historia hacendaria encuentra uno diferentes ejemplos. Ha habido secretarios que lo han sido más de una vez, como fue el caso por ejemplo de Matías Romero, fue el caso de Alberto Pani, fue el caso de Luis Cabrera.

Y ha habido secretarios que lo han sido en más de una administración; de manera reciente Chucho Silva Herzog, Margáin, Eduardo Suárez y Ortiz Mena. Todos tuvieron oportunidad de servir en más de una administración. Ellos solamente tienen un cuadro.

¿Pero en la historia moderna sí se va a ver que usted vaya a estar en dos cuadros?

—Depende cómo salga, si me veo más viejo nos quedamos con uno.

¿Y ya está el de Videgaray?

—Ya se está trabajando.

¿Cuándo estaría?

—Yo espero que pronto para que podamos invitarlo a que lo devele. Es una bonita tradición. Es un esp acio amable de reconocimiento a quienes han sido servidores públicos de excepción.

Yo creo que si uno revisa quiénes han sido secretarios de Hacienda del país, encuentra uno ejemplos de preparación, de entrega, de compromiso, y el secretario Videgaray recoge y refleja esos valores y nos va a dar mucho gusto cuando tengamos la oportunidad de estar junto con él, compartiendo espacio para que develemos ese cuadro.

¿Quién hizo su primer cuadro?

—No me acuerdo.

¿Y quién haría el de Videgaray?

—Tampoco sé. Todavía es un tema que están revisándolo en la secretaría.

¿Y le gusta su cuadro que está ahí?

—Sí, le he ido agarrando aprecio.

Negociación presupuestaria

Usted ha hecho mucho énfasis, y creo que también cuando la primera vez que fue secretario decía, que tenía que haber una nueva forma de negociación en el Congreso para los presupuestos, para evitar estar con el estira y afloja de cada año, y a las tres, cuatro, cinco de la mañana y todo, pues hasta la fecha límite. Ahora ofrece esta misma propuesta, con un enfoque diferente en donde la situación es complicada, difícil y se necesita, más que solidaridad, conciencia de la situación. ¿En qué podría cambiar la forma de negociar el presupuesto?

—Yo creo que vale la pena un poco hacer un recorrido por nuestra historia de elaboración y análisis de los paquetes económicos. Hasta el año 2000, el paquete económico llevado por el presidente al Congreso nunca había sido modificado por el Congreso.

Entre 1997 y 2000 que, por primera vez, hubo un presidente que no tuvo mayoría en la Cámara de Diputados, pues hubo diferentes intentos y procesos de reflexión orientados a que el Congreso modificara el paquete económico al presidente.

Pero no es sino hasta el 2000, esto es hasta hace poco en términos de la historia del país que el Congreso modifica, hace ajustes, pone acentos en el programa, en un paquete económico.

Desde entonces para acá, de hecho desde el 97 para acá, los paquetes económicos han requerido para su aprobación del acompañamiento de más de un partido. Es oportuno, ciertamente no ahorita, pero es oportuno en este proceso que es reciente, que nos demos una pausa para tratar de entender cuál es, no solamente el tipo de análisis sino de ajustes que debieran de hacerse a un paquete económico.

Yo creo que tenemos todavía, pues, una historia poco explorada en términos de lo que implica este ejercicio, este espacio de cooperación entre poderes, y que vale la pena dedicarle tiempo para entender cuál es la forma en que esta interlocución, esta cooperación de poderes para que el país tenga un paquete económico, debía darse.

Lo que vale la pena destacar es que de 2000 para acá, y de hecho desde antes de 2000, este acompañamiento, este diálogo entre poderes, ha resultado en que el país cuente siempre con un paquete económico y que los paquetes hayan sido responsables. Y que éstos además se hayan dado en un contexto de economía muy difícil.

No ha habido un sólo paquete que no tenga como elemento esencial el de la responsabilidad, y en momentos en que el país ha requerido esfuerzos de los partidos para procesar paquetes económicos en momentos difíciles, ese esfuerzo y esa disposición de trabajar siempre ha estado presente.

Yo creo que ahora lo que el país exige de nosotros es un esfuerzo para acomodar un ajuste relevante. Habremos de contar con la solidaridad, con el apoyo con la generosidad de los partidos, con la generosidad del Congreso, para darse cuenta que el país hoy requiere de nosotros un esfuerzo en materia de regresar a un superávit primario, de darle a la deuda una trayectoria descendiente y sostenible, y la convicción de que para hacerlo todos tenemos que poner de nuestra parte.

El Presidente ha puesto de la suya, en que el paquete que envía se hace un enorme esfuerzo desde el Ejecutivo, que creo debiera ser parte de los elementos que se tomen en cuenta en este proceso de análisis.

¿Ayudaría un consejo fiscal?

—Creo que no. Yo creo que si uno revisa la historia económica de México, pues México es un país que administra muy bien, no solamente su esquema macroeconómico sino su deuda.

Somos un país que se distingue entre los países de la OCDE por tener una deuda muy bien gestionada. Prácticamente toda nuestra deuda va nominada en pesos, toda a tasa fija, toda a largo plazo, en donde nos hemos caracterizado porque nuestra política fiscal siempre ha sido responsable y la deuda resultante de ella, gestionada hoy en parámetros muy adecuados.

Si a esa buena gestión de la deuda le podemos dar una trayectoria descendiente, todavía mejor. Pero creo que México se acredita hoy frente al mundo como un país que es responsable, que tiene en sí mismo esa convicción, que la ha sabido acreditar y que es esa condición, esa trayectoria y esa consistencia la que nos acredita.

El edificio de 5 de mayo

¿Y para usted qué representa ser secretario de Hacienda? ¿Es la máxima distinción a la que puede aspirar un servidor público?

—Pues un economista, sobre todo.

La posibilidad de ser el responsable de cuidar el buen crédito del país, la buena conducción de sus finanzas públicas, es una responsabilidad muy importante y, además, que permite una gran realización profesional como economista y como abogado.

En la Secretaría de Hacienda ha habido ambos, economistas y abogados, todos con esa emoción, todos con esa convicción, y el tener esa oportunidad de trabajar junto con el presidente en ese espacio, en ese ánimo, en esa convicción, en esa responsabilidad, es un gran honor.

Cuentan que un presidente le dijo a su secretario de Hacienda: “Como ningún secretario de Hacienda tiene posibilidades de ser presidente, mejor vete al Banco de México”.

¿A usted le gustaría estar en el edificio de 5 de Mayo?

—Mira, la verdad es que yo he aprendido mucho del servicio público que si uno quiere dar buenos resultados, si uno quiere cumplir con las oportunidades que el servicio público ofrece, lo que toca hacer es volcarse de lleno en el encargo, volcarse de lleno en la responsabilidad, volcarse de lleno en la oportunidad, en la confianza y en la tranquilidad pues de que el futuro tendrá y abrirá sus propios espacios y que lo que toca a uno es no distraerse queriendo construir algo que no está al alcance, sino más bien concentrarse en lo que sí está al alcance, que es esta oportunidad de este desempeño.

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