El sector automotriz se encuentra en el umbral de una nueva era pues estamos presenciando la alianza entre empresas de Sillicon Valley y Detroit, grandes inversiones en start-ups, así como anuncios de avances tecnológicos que transformarán a un sector que ha funcionado prácticamente de la misma manera durante los últimos 100 años y que se dirige hacia un nuevo modelo de negocio.

Esta transición no sólo significa cambios tradicionales de producto y proceso, sino que el cambio fundamental está en renovar la percepción que tenemos de un automóvil como un objeto de posesión o propiedad. Este ahora es un elemento más de un sistema que ofrece un servicio de transporte eficiente principalmente en las grandes ciudades donde la infraestructura es insuficiente para soportar el crecimiento de sus parques vehiculares.

Para la conducción autónoma el tema de seguridad es fundamental. Una vez perfeccionado el sistema no habrá duda que su implementación es necesaria si tomamos en cuenta que los accidentes vehiculares causan un millón de muertes y 15 millones de lesionados cada año en el mundo, de los cuales el 90% son causados por errores humanos.

El beneficio económico sería trascendental al considerar que los accidentes automovilísticos causan daños por alrededor de 500 mil millones de dólares anualmente en todo el mundo, de acuerdo a datos obtenidos del artículo Some assembly required publicado en la revista Bloomberg Businessweek en su edición de julio de este año.

En este sentido, existen distintas posiciones sobre la autonomía en la conducción de automóviles, mientras empresas como Ford y BMW han declarado que la combinación entre un sistema auto dirigido y el humano no es segura, empresas como Tesla y Mercedes Benz ya tienen en el mercado automóviles semi autónomos que se manejan solos por lapsos de tiempo, lo cual los lleva a abarcar nuevos mercados.

En esta batalla por rediseñar el sector habrá que tomar en cuenta seriamente a los nuevos gigantes tecnológicos, como Apple, con efectivo suficiente para comprar a Ford, General Motors y Chrysler juntos y que han estado trabajando últimamente en proyectos para obtener una parte del mercado de la venta de automóviles en Norteamérica que equivale a 570 mil millones de dólares al año. Si se considera el mercado total de los servicios de transportación, esa cifra crece 10 veces más.

En el sector contribuyen nuevas empresas de Silicon Valley que están realizando alianzas con fabricantes de equipo original. Un ejemplo es la reciente alianza entre Uber y Volvo, quienes anunciaron una inversión de 300 millones de dólares en el desarrollo de un vehículo totalmente auto dirigido que servirá como taxi y podrá ser utilizado a finales de este mes por usuarios de Uber en la ciudad de Pittsburg, con un conductor detrás del volante.

Uber ha apostado por un fabricante sueco que es reconocido en la industria por su especial enfoque en aspectos de seguridad y con el cual se espera que también trabaje en el desarrollo de software de mapas inteligentes.

Este tipo de alianzas no solo reducen tiempo en el desarrollo de estas tecnologías, los costos pueden disminuir cerca de 50%, de acuerdo a Hakan Samuelsson, Volvo Chief Executive, en el artículo titulado Uber and Volvo to develop self-driving cars del periódico Financial Times.

Los fabricantes de equipo original y las nuevas empresas tecnológicas están en una carrera contra el tiempo ante el nacimiento de los vehículos auto dirigidos donde lo importante no será la posesión de un automóvil sino resolver un problema de movilidad y sustentabilidad, principalmente en las zonas urbanas.

Profesor decano del área académica de Dirección de Operaciones de IPADE Business School.

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