Para 2016 se espera que la economía de Estados Unidos crezca 1.8%, lo que contrasta con el incremento de 2.4% del año pasado. Este menor dinamismo se debe a que los estímulos aplicados desde la crisis financiera global de 2008-2009 reducen su eficacia.

“Todo parece indicar que hay un agotamiento tanto del estímulo fiscal como del monetario, la economía no está respondiendo o lo hace en menor medida a la prolongación de estos dos estímulos, lo que está haciendo más lento el crecimiento de la economía estadounidense”, explicó Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.

La economía estadounidense ha dado señales de un nuevo crecimiento que se considera “normal”, que tiene que ver con una reducción de su capacidad productiva potencial. Eso tiene que ver con el hecho de que la gran recesión de 2009 generó una destrucción de capital productivo, el cierre de empresas, corporativos, bancos y eliminó ineficiencias en negocios que no estaban funcionando a su óptimo nivel, apuntó.

La combinación de factores disminuyeron la capacidad productiva y el crecimiento potencial de la economía. La expansión de hace cinco años era de 3%, mientras que las estimaciones actuales rondan 2%.

Las cifras revelan que la gran recesión de 2008-2009 generó una destrucción de planta productiva que ahora se está viendo reflejada en una economía con menor capacidad de crecimiento, detalló Coutiño.

Nueva administración. El reto que va a enfrentar el nuevo gobierno de Estados Unidos es apuntalar su crecimiento económico que ha perdido dinamismo y hay analistas que no descartan que entre en recesión.

Quien gane las elecciones presidenciales debe estar consciente de que la prolongación de los estímulos fiscales y monetarios no van a dar los mismos resultados de aquí para adelante, advirtió Coutiño.

Sobre la posibilidad de que la nueva administración enfrente una recesión, explicó que eso es por el hecho de que el ciclo de expansión que ha tenido la economía de Estados Unidos ha sido el más largo en muchas décadas, basado en eso se hace la conjetura de que a lo mejor es tiempo de que la economía empiece a entrar a un terreno que se aproxime a la recesión.

Los inversionistas confían que la Fed suba las tasas de forma que los mercados lo vayan asimilando paulatinamente.

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