El conflicto azucarero entre México y Estados Unidos inició en 2014

, cuando la American Sugar Coalition (ASC), conformada por varias de las principales empresas del sector azucarero de Estados Unidos, acusó que el azúcar mexicana era subsidiada y vendida por debajo de un “valor justo” en el mercado estadounidense.

El azúcar mexicano entraba a Estados Unidos sin restricciones arancelarias desde 2008, como parte del proceso de apertura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ( TLCAN) .

Sin embargo, la industria estadounidense acusó a México, uno de los 10 mayores productores de azúcar a nivel mundial, de incurrir en "dumping", es decir exportar el endulzante a un precio más barato de lo que se vende en el mercado local con el fin de eliminar la competencia y adueñarse del mercado.

El Departamento de Comercio de EU determinó un "acuerdo de suspensión" con el gobierno mexicano para fijar en un mínimo de 0.2357 dólares la venta por libra de azúcar refinada y a 0.2075 dólares el azúcar sin refinar. Ante esto, la Unión Nacional de Cañeros acusó al gobierno de EU de incumplir con el TLCAN y restringir el acceso del azúcar mexicana a ese país.

En ese entonces, varias empresas estadounidenses, incluida Coca-Cola, además de granjeros de maíz de Estados Unidos intercedieron ante la Casa Blanca para defender la necesidad de un acuerdo sobre azúcar ante el temor de represalias comerciales por parte de México.

Finalmente en ese 2014 ambos gobiernos llegaron a acuerdos que limitan la cantidad de azúcar que puede enviar México, y ante nuevas quejas de la industria azucarera estadounidense, se reiniciaron discusiones este año para evitar que Estados Unidos impusiera aranceles al azúcar mexicano.

Las autoridades mexicanas anunciaron en marzo que habían detenido temporalmente las exportaciones de azúcar hacia Estados Unidos para evitar sanciones, y ese mismo mes, el secretario de Comercio de EU, Wilbur Ross acordó con Guajardo retomar las negociaciones para modificar los acuerdos sobre el tema

¿Qué negocian?

En la actual negociación, los productores y refinadores estadounidenses piden reducir el volumen de endulzante mexicano crudo que importan, para lograr mayores ganancias al vender ellos el producto procesado.

Si el gobierno acepta la propuesta de estadounidenses de reducir la calidad del azúcar que México les exporta, se perderán 100 dólares por cada tonelada de endulzante, lo que se traducirá en menores ingresos por 100 millones de dólares, de acuerdo con el presidente de la Unión Nacional de Cañeros, Carlos Blackaller.

Con esto, los ingenios nacionales tendrán que readaptar sus esquemas de producción para producir un endulzante de menor calidad.

Además, los mexicanos tendrían que vender directamente a las refinadoras perdiendo mercado en el consumidor final en la industria de ingredientes y de alimentos y bebidas.

6. Sin acuerdo, el azúcar mexicano podría quedar gravado

con unos aranceles que dificultarían su exportación.

7.

Las discusiones comerciales en Washington son consideradas como una antesala de la compleja renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá.

tcm

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