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El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) publicó el documento final para el manejo del riesgo de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.

Conscientes de los riesgos incurridos por los bancos de ser utilizados, intencionalmente o no, por los criminales, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea dio a conocer las directrices que las instituciones de crédito deben incluir en sus políticas de prevención en su administración.

El documento se enfoca a la actividad de la banca corresponsal y la apertura de cuentas, cuya revisión estuvo a cargo del Comité de Basilea de Supervisión Bancaria y está en línea con las orientaciones del Grupo de Acción Financiera contra el Blanqueo de Capitales.

Las revisiones guían a los bancos en la aplicación del enfoque basado en el riesgo para las relaciones de corresponsalía bancaria, al reconocer que no todas tienen el mismo nivel de alarma, e incluyen una lista actualizada de indicadores que los bancos corresponsales deberían considerar al evaluar riesgos.

Según el informe Gestión racional de riesgos relacionados con el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, los bancos deben tener en cuenta los tres principios de la línea de defensa.

Líneas de defensa. Se establece que la regla general y en el contexto antilavado, las unidades de negocio son la primera línea de defensa encargada de identificar, evaluar y controlar los riesgos.

Deben conocer y llevar a cabo las políticas y procedimientos, y tener los suficientes recursos para garantizar su eficacia.

La segunda línea de defensa incluye al funcionario encargado de la tarea o el oficial de cumplimiento o bien los recursos humanos y tecnología.

Y la tercera es la importancia de contar con una auditoría externa.

Un banco debe tener políticas y procesos adecuados para el rastreo de personal prospectivo y existente, con el propósito de asegurar altos estándares éticos y profesionales.

Todos los bancos deben implementar la capacitación continua de los empleados para que el personal del banco esté adecuadamente calificado para aplicar las políticas contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.

El contenido de la formación de los diversos sectores del personal tiene que adaptarse de acuerdo con sus necesidades y el perfil de riesgo de cada institución.

Se pone de manifiesto que los intereses comerciales de un banco no deben oponerse de ninguna manera a los compromisos del responsable de que se implementen todas las medidas de prevención del lavado de dinero.

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