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En 2016, la depreciación del tipo de cambio dejó en el camino a muchos perdedores, y también a ganadores.

Pese a que hay opiniones encontradas, hay quien dice que, a la larga, serán más los beneficiados, gracias al régimen de libre flotación que este 22 de diciembre cumple 22 años de operar sin ningún control, es decir que el nivel lo determina el mercado sin la intervención de las autoridades.

La libre flotación se ha dado ahora más que nunca desde que el 17 de febrero pasado, cuando la Comisión de Cambios integrada por la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, suspendió las subasta de dólares, en las que se utilizan las reservas internacionales para inyectar liquidez y asegurar que el mercado cambiario opere de manera ordenada.

Antes de la suspensión de las subastas, el tipo de cambio Fix que sirve de referencia y lo determina el banco central, estaba en 18.81 pesos por billete verde; el viernes 25 de noviembre cerró en 20.64 pesos.

Desde entonces, no se ha utilizado ni un dólar para contener la volatilidad que ha padecido el peso frente a la moneda estadounidense, por la caída de los pretroprecios, la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, el Brexit, el proceso electoral en la Unión Americana y el triunfo del candidato republicano, Donald Trump.

El analista, Jonathan Heath, asegura que son más los perdedores que los que están saliendo beneficiados con un peso débil.

“Desde el punto de vista de México, veo muy difícil hablar de ganadores con una depreciación cambiaria tan radical, incluso hasta los propios exportadores, a pesar de un ajuste del tipo de cambio de más del 50%, las exportaciones siguen cayendo”, pondera.

El dato más reciente de la balanza comercial arrojó que las ventas al exterior disminuyeron 5.9% con respecto a Estados Unidos y eso que se dice que hay una ventaja cambiaria, señala.

“El tipo de cambio tiene muchos efectos, ramificaciones; es como las raíces de un árbol. Pero lo más importante es que al tener un régimen libre de flotación ayuda a amortiguar los choques externos”, dice el economista en jefe de Scotiabank México, Mario Correa.

Por eso afirma que a la larga, la depreciación de nuestra moneda frente a la divisa norteamericana, tiene más beneficio que perjuicios, ya que su efecto no se transfiere a los niveles de empleo y producción.

De ahí que señala que hay impactos positivos y negativos. Pero desde el punto de vista macroeconómico y abstracto, hay sectores y actores de la economía que gana como por ejemplo menciona el turismo nacional porque México “luce más barato”.

Las exportaciones también, asegura, además de beneficiarse con el dólar fuerte, son más competitivas, pero no para todos porque hay algunos que usan componentes importados.

Las empresas o personas con deudas en dólares ahora resultaron más afectadas que nunca. Para las empresas, las que tienen flujos en dólares, el choque cambiario es menor, pero con un comercio internacional deprimido la situación no será fácil.

Más deuda. Otro gran perdedor es el gobierno federal, dice el director de Bursamétrica, Ernesto O’Farrill porque sube el costo de la deuda y la importación de petrolíferos.

Lo anterior en un entorno en que está en riesgo la calificación de grado de inversión de la calidad crediticia de México y los esfuerzos que se están haciendo para la consolidación fiscal, de no endeudarse más para pagar intereses.

Sin duda la industria química y farmacéutica está padeciendo por el encarecimiento de los insumos, lo que se refleja en la balanza comercial deficitaria.

El agropecuario tiene un impacto mixto porque ganan los grandes exportadores de jitomate, pepino y aguacate, pero no los de manzanas y maíz porque dependemos más de las compras al exterior. Lo mismo sucede con las mineras porque tienen más beneficios con un tipo de cambio depreciado, pero pierden con los bajos precios del petróleo.

Alimentos como embutidos y carnes frías están con precios que dejan congelados a los consumidores por lo elevado, ya que muchas materias primas están por las nubes.

La industria del calzado tampoco se salva, pese a que hace lo posible por incorporar materiales nacionales, la competencia contra productos chinos los está dejando atrás al igual que con textiles y vestidos.

Para el consultor, Luis de la Calle, cuando hay una depreciación del tipo de cambio, las empresas que se endeudaron en dólares tienen una pérdida en el sentido en que sus pasivos suben así como las que reportan en dólares.

“Pueden tener una situación exitosa en México, pero si tiene que reportar en dólares, sufren una caída, es natural; por el lado de los beneficios son los que tienen activos o ventas en dólares o que la proporción de sus ventas comprados con sus costos es más favorables.

“En México hemos tenido en los últimos 20 años, un número muy importante de empresas que hoy tienen un portafolio de exportación, por lo tanto la devaluación los ha afectado menos que en otros años”, señaló.

De la Calle considera que el gobierno mexicano tiene una situación en términos netos muy ambigua porque la depreciación aumenta los ingresos por petróleo pero incrementa el valor de la deuda.

“El gobierno mexicano tiene una posición diversificada en términos de dólares, porque eso le afecta menos que a otros países”, afirma.

Los ganadores. Luis de la Calle asegura que el efecto en las remesas familiares es favorable tanto para el que las envía como el que las recibe. “Puede enviar menos dólares y se reciben más pesos”.

El presidente del Colegio de la Frontera Norte, Tonatiuh Guillén, considera que en el corto plazo no está en peligro el envío de remesas desde Estados Unidos, bajo el nuevo escenario Trump porque será muy complicado desde el punto de vista social y político poner controles para su transferencia o uso.

O’Farril considera que el sector automotriz que es exportador neto ahora le toca sonreír con el superdólar así como a las remesas porque ganan sin pagar impuestos.

Advierte que si bien los consumidores no han salido dañados, a finales de año habrá una revisión de precios.

Mario Correa de Scotiabank, pondera que precisamente la autoridad monetaria está actuando en estos momentos para evitar que la inflación siga aumentando por la depreciación del tipo de cambio y se salga de las manos del banco central.

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